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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

viernes, 26 de mayo de 2017

ReikiSex. Relato erótico/esotérico

Estaba más nervioso de lo normal, y sabía porque; la causa mi siguiente paciente, Krystal, se me hacía la boca agua solo de pensar en ella. Su nombre es tan sensual cuando lo pronuncia con esa “s” tan larga, impropia de nuestra pronunciación; parece que la miel se le sale de los labios cuando lo pronuncia.

La verdad que eso era Krystal, un dulce, a sus recién cumplidos 26 años, llevaba varios meses viniendo a mi consulta de Reiki, era la típica noreuropea, rubia, piel clara, ojos azules, y lo peor o lo mejor, según se mire un cuerpo escultural. Parecía que había bajado directamente del Olimpo, o del infierno para hacerme sufrir. Estoy sudando y el aire acondicionado está a tope. Siempre me han puesto nervioso las mujeres atractivas y aunque siempre pongo especial cuidado en no tocar zonas sensibles, el contacto de mis manos sobre su cuerpo me hace sentir un poco incomodo.

Pero con Krystal, era diferente, era algo más que incomodidad, despierta en mí un deseo sexual intenso que me cuesta obviar; aunque como buen profesional me encargo de disimular. La verdad que era una paciente excelente, había descubierto la espiritualidad y nuestras costas, como otras tantas chicas del norte, en una estancia Erasmus. Y había decidido quedarse a aprender español, aprovechando para disfrutar de nuestro sol abundante, tan escaso en su Escocia natal.

Me sobresalto, es el timbre de la puerta. Joder me digo mientras tomo aire. No tenía ningún problema especial o enfermedad, más allá de los clásico problemas con los padres, acudía a mí para encontrarse cada vez mejor y abrirse a ese mundo nuevo y fascinante para ella de la espiritualidad; incluso llevaba varias semanas acudiendo a un grupo de meditación Zen que le recomendé.

Sabía que tenía ascendente sobre ella, y que le gustaba escucharme con cara de devoción, pero siempre me dije que sería como un padre para ella por lo del Edipo y por los más de 15 años que le sacaba; por eso a pesar de las ganas nunca le había propuesto quedar fuera de la consulta; además de por ética profesional.

Tomé el mango de la puerta, mierda tengo las manos húmedas, me las limpio en la bata antes de abrir.
“Hola Kryss”, dije intentando alargar al máximo la s como ella decía que la llamaban en su tierra, su Escocia natal; ni que decir tiene que al verla la s se me escurrió garganta abajo pronunciando su nombre al más puro estilo andaluz. Bien empezamos.

Allí estaba deslumbrante, como su sonrisa, tenía pinta de venir de la playa, yo ya sabía que tomaba el sol en toples, pero su escotado traje de tirantitos me lo confirmaba evidentemente. Normalmente solía venir en ropa deportiva, ajustada por “desgracia”, pero deportiva, a la consulta. Pero hoy venía con un ligero y a mi entender minúsculo traje de tirantes, que apenas le cubría los muslos.

“Pasa, ¿Cómo estás?” mientras se escurría a mi lado sonriendo. “Un poco dormida, vengo de la playa y me he relajado bastante, por eso he llegado un poco tarde, perdona.” Escuchaba sus palabras aguantando a duras penas la mirada en sus preciosos ojos. -No te pongas en evidencia. Joder porque se me ocurriría en la última sesión decirle que a ser posible y si no le ponía incomoda viniera sin sujetador, para poder trabajarle mejor el Chakra del corazón. Por lo que veía, aunque prefería no mirar, sus pechos me lo iban a poner difícil para poner la mano en esa zona. Pensaba que tanta exuberancia era responsabilidad del sujetador y que sin sujetador podría acercar más la mano a ese Chakra. Estaba claro que sus redondos y erectos pechos no iban a dejar de ser un problema.-
“¿Te pasa algo?” mientras me preguntaba me di cuenta que llevaba un rato ensimismado en mis pensamientos. “No que va… Venga vamos para adentro.”

Pasó delante de mí sin poder evitar fijarme como se le marcaban sus glúteos bajo el traje. Ay que tortura, respire hondo y la seguí.

Después de comentarme como le iba con la meditación y como se encontraba le pedí que se tumbara en la camilla para empezar.

“Cierra los ojos y respira hondo” le dije; yo hice lo mismo y me puse en actitud de convertirme en canal de la energía del universo.

Me senté delante de su cabeza y puse mis manos sobre ella; la energía empezó a circular con intensidad; la verdad que era de esas pacientes con la cual la conexión energética era muy rápida e intensa. Suspira, sabía que comenzaba a sentir la energía recorriéndola pues era muy sensible. Mientras miraba su frente, sus cejas perfectamente perfiladas, podía ver sus ojos moviéndose ligeramente lateralmente bajo sus parpados, entraba en trance. Me recreaba en los poros de la piel de su rostro, era tan hermosa y tenía tanta luz; sus avances en la meditación eran asombrosos, siempre me pareció bastante serena pero con el trabajo que estábamos haciendo había ido dejando de ser tan superficial y cada vez la veía más madura y centrad, con una visión muy clara de la vida. Aunque ella se reía le había dicho más de una vez que parecía que había nacido meditada.

Fui cambiando las manos por su cabeza, sentía como la energía salía por toda la superficie de mis manos, como otras veces la sensación era tan intensa que a veces parecía dolorosa. Su respiración era cada vez más profunda y relajada, el movimiento de sus pupilas me hacía ver que su trance era profundo y estaba totalmente conectada a la energía divina, sin resistencias.

Cuando puse mis manos sobre su delicado cuello, me fije en sus pechos, desde aquí arriba puedo verlos casi por completos, no ha venido muy tapada. Ya que se me había olvidado, al concentrarme en la sanación; no pude evitar cerrar las piernas apretando mi sexo, un tic reflejo que hago cuando siento mucha excitación.

No podía apartar la mirada de sus preciosas tetas, evidentemente no podría dejar caer la mano sobre el Chakra del corazón.

Voy a ponerme de pie junto a ella y lo haré como siempre. Me sitúo a su lado y pongo las manos sobre la parte superior de su pecho a unos centímetros de distancia sobre su piel. Creo que será mejor que cierre los ojos un rato, me digo mientras recorro su cuerpo con la mirada, tiene unas piernas preciosas y unos pies bonitos, siempre me fijo en los pies de la gente, me gustan los delicados pies femeninos.

Me estoy desconcentrando, demasiado sexy para mi, imagino que empiezo a acariciar su cuerpo. Es como si mi energía recorriera su piel empezando por sus costados bajando por el lateral de sus caderas y sus piernas. No puede ser me estoy empalmando, siento como mi posesión más preciada empieza a tomar vida.

Hay que parar esto, pero no puedo. ¿Será verdad que mi energía la acaricia?, aunque mis manos no la tocan puedo sentir como envuelvo sus pechos, rozando sus pezones, es como si sintiera su tersura entre mis manos. Cierro los ojos, creo que voy a echarlo todo a perder, muevo las manos y las coloco sobre su estomago y su vientre. Evidentemente están más húmedas de lo normal, se va a dar cuenta de mi nerviosismo, de que pasa algo raro. Abro los ojos y la miro para ver si tiene alguna expresión de desagrado; sorpresa, está como siempre con una media sonrisa, disfrutando de la energía celeste.
Me estoy volviendo loco, me lo debo de estar imaginando. -No te lo estás imaginando, está pasando-. Una voz resuena en mi mente, mientras frente a mí un espíritu sanador asiente, no lo había visto otras veces, por lo menos con esa forma. Ahora que me fijo, hoy ahí aquí más gente trabajando de la cuenta. Muchos espíritus y su guía se ha situado sobre su cabeza susurrándole.

De pronto siento una energía muy fuerte detrás mía, me estremezco, ya se de otras veces lo que significa un guía o un espíritu sanador entra en mi energía para hacer más intensa la sanación. Siento gran amor, mis miedos y angustias se desvanecen, abro los ojos y la miro con amor, el deseo se duerme, siento una gran compasión y me digo -Mi niña-, como otras veces en la misma situación.

Dejo caer mi mano verticalmente sobre su Chakra del corazón, intentando tocar lo mínimo sus tetas, lo que consigo a duras penas, empiezo a presionar girándola en el sentido de las agujas del reloj para abrirlo. Se estremece. Coloco la otra mano bajo su ombligo, justo encima de su pubis con el mismo movimiento; al momento como una llamarada de energía sexual asciende desde mi sexo e intenta llegar a mi cabeza. Ella se retuerce en la camilla gimiendo levemente. No me puedo creer que sienta lo mismo.

La miro con deseo, mi energía la recorre de arriba abajo, acariciando sus cabellos, sus labios, su cuello, sus pezones, su vientre, sus muslos, sus pies y de ahí de nuevo paras arriba. Estoy mojando mi slip, a que se me va a ver. Ella cierra las piernas y sus gemidos son cada vez más sonoros.

No puedo parar, como quien no quiere la cosa, amplio el movimiento de mis manos, poco a poco voy rozando su pubis y abarcando un poco sus tetas. No parece que le disguste, de perdidos al río. Me reprimo de hacer evidente el magreo de sus tetas, pero comienzo a bajar la mano por su pubis, al principio levemente, después ostensiblemente. Las yemas de mis dedos se acercan al sexo, no puedo creerlo la tela está húmeda. Introduzco mis dedos entre sus piernas que se abren levemente, aprieto su sexo, siento como está completamente mojada; aunque con cautela recorro su sexo y su pubis con la mano apretando rítmicamente. Su sexo está ardiendo, deja que mi mano recorra toda su entrepierna; me concentro en que su energía sexual circule, ascendiendo hacía su corazón. Empiezo a besar y soplar en su Chakra del corazón, recorro con mi rostro su pecho. Siento que se abre como una flor, la energía sexual se despierta y fluye por sus chakras, sus gemidos son ostentosos.

Introduzco mi mano bajo el trajecito, sus bragas completamente mojadas son la única barrera hacía su vagina, puedo sentir su vello púbico. De pronto hace ademán de quitárselas, está hecho, mientras le acaricio las tetas bajo la ropa le quito las bragas; su clítoris duro y erecto me está esperando y a mí no me gusta hacer esperar. Alternativamente presiono su clítoris e introduzco las yemas de mis dedos en su vagina, sus piernas están completamente abiertas, el interior de sus muslos mojados. Bajo un poco más la mano para juguetear con su ano, se estremece de placer; sus jugos vaginales chorrean entre sus glúteos.

Bueno es hora de ver esos pechos libres, le bajo los tirantes sin parar de masturbarla, ¡Que buena está!, para comérsela, dicho y hecho, le succiono los pezones, los mordisqueo, lamo su dulce piel; cada vez está más excitada, emite ligeros gritos, su vagina se abre como una flor, el orgasmo está cerca, sus caderas cabalgan.

No paro, la beso en los labios, se abre su boca, introduzco mi lengua con un poco de reparo, la suya se enlaza a la mía con pasión. Aprieta los muslos, su clítoris empieza a moverse, se retuerce, espasmos, me clava las uñas, el orgasmo está aquí, no retiro mi boca de la suya, quiero recibir la oleada de la energía de su orgasmo.  Se vuelve loca, llega el orgasmo, no puede gritar con mi lengua dentro de su boca, aspiro el aire que exhala, intento que la energía de su orgasmo pase a mí. Su clítoris cabalga como un caballo desbocado, las oleadas del orgasmos se expanden muscularmente hasta su estomago. Quiere liberarse de mi boca, agita la cabeza, muerde mi lengua, me clava las uñas. Una oleada de calor entra por mi boca quemándome la garganta y el pecho, me separo sin dejar de tocar su entrepierna, respiro hondo intento que la energía baje hasta mi sexo, estoy gimiendo en un semiorgasmo.

El estaxis cede, sus sacudidas se van suavizando, acaricio los labios de su vagina, su perineo, mientras le beso el cuello, mordisqueo el lóbulo de su oreja, recorro su cuello con mi lengua. Introduzco un dedo en su vagina, está húmeda, caliente y completamente dilatada, la recorro mientras sigue gimiendo aunque haya cesado el orgasmo.

Me encanta besar sus pechos, lamerlos, chuparles los pezones; ella se agarra a la camilla. Parece que lo encontré, doy golpecitos sobre la parte superior de la cara interna de la vagina, sus gemidos aumentan en intensidad, se está corriendo de nuevo.

Después de un rato, le hablo: “Respira hondo Kry, lleva la energía del orgasmo hacía arriba”, sus gemidos aumentas los músculos de su vientre se agitan al ritmo del orgasmo, pierde el control del diafragma, todo su torso se mueve con cada golpe de mi dedo; poniéndole la mano en la cabeza, le digo que lleve el orgasmo hasta allí, comienza a gritar, las lagrimas le corren por las mejillas. Lleva varios minutos corriéndose, empiezo a gemir, su orgasmo es el mío. Me duele el pene bajo la ropa, a duras penas consigo quitarme el pantalón y el slip. Pongo su mano sobre mi pene duro y erecto, lo agarra con firmeza, lo aprieta con fuerza, pero no atina a moverlo, se convulsiona sobre la camilla; no importa me transmite tanta calor con su mano, que empiezo a sentir la proximidad del orgasmo, un poco de semen chorrea mojando sus dedos, intento evitar la eyaculación respirando hondo y haciendo circular la energía.

De pronto caigo que ella está subiendo la energía sin hacerla circular, veo que su rostro está colorado, le va a estallar la cabeza. “Kry” le grito “escúchame tienes que hacer que la energía baje desde tu cabeza hasta tu sexo, imagina que entra por tu Chakra coronal y desciende hasta tu perineo”. Grita en realidad no para de gritar todo el tiempo, le ayudo a hacer circular la energía, está empapada de sudor, me duele el pene de lo que me lo aprieta pero me gusta. Creo que tendré que dejarla descansar por hoy está bien y no es plan de matarla de gusto. Pero antes me voy a dar el gusto de follarmela, saco el dedo y a duras penas me subo en la camilla entre sus piernas.

Mi lingam penetra en el templo de su yoni, húmedo, caliente y profundo, la camilla cruje, ¡A que se rompe!. Se agarra a mis caderas, vuelve a correrse, estoy tan excitado que el semen sube por mi pene, a duras penas bajando el ritmo de mis embestidas y con la respiración consigo evitar la eyaculación. El orgasmo viene mientras mi semen retrocede pene abajo, haciéndome sentir que eyaculo hacia mis genitales, grito cabalgando con fuerza sobre las caderas de ella; nuestros gritos se solapan rivalizando en intensidad, una llamarada de calor asciende desde mi entrepierna hasta mi coronilla haciéndome sentir que mi cabeza explota en fuegos artificiales; intento mantener una respiración profunda y amplia a duras penas, la cabeza me duele no consigo bajar bien la energía. Poco a poco siento como mi perineo se abre como una flor, expandiéndose por mis piernas el orgasmo aumenta en intensidad a la par que nuestros movimientos.

No puedo más, después de varios minutos necesito eyacular, me falta práctica. Saco mi polla de su cuerpo y la hago girarse, necesito follarme ese culo, la levanta hasta ponerla a gatas, mientras con una mano embadurno mi pene de aceite con la otra le unto aceite en su empapado ano introduciéndole un poco las yemas de los dedos. Está completamente receptiva, con cuidado presiona con mi polla su ano, gime mientras se introduce con suavidad a duras penas consigo no eyacular durante la introducción.

Una vez dentro empiezo a moverme, nos corremos a la vez, me quema el pene, su ano es un horno de energía; grita enloquecida yo aspiro la energía hacía mi sexo, hacía mi 2º Chakra. Mi pene explota, el semen parece reventar la cabeza de mi sexo, mis alaridos resuenan en la consulta, ella grita bajo mis embestidas, seguimos corriéndonos aunque mi pene se va poniendo blando. Me tumbo sobre ella, no sé cómo no nos caemos al suelo, siento su cuerpo que gime bajo el mío, sus caderas se mueven en un continuo orgasmo, necesito sacarla ya no puedo más, me duele. Grita cuando la saco de su culo.

Tambaleándome y con dificultad me mantengo en pie, me tiemblan las piernas, cojo la ropa y me voy al cuarto de baño, necesito ducharme. Bajo la ducha pienso que no la volveré a ver más, me arde el pene, todo mi cuerpo vibra, la energía se mueve en todas direcciones.

Cuando vuelvo a la consulta ella está de pie tapándose con la ropa, no dice nada dirigiéndose velozmente al cuarto de baño. La escucho ducharse, no sé qué decir cuando salga, si excusarme, explicarme o celebrarlo porque ha sido magnifico. Su energía me pone cantidad, aumenta mi vibración, me siento de maravilla.

Sale del cuarto de baño, escucho como abre la puerta de la calle, se cierra. Joder la perdí, ya no viene más, es que me tenía que haber controlado. Pensará que he abusado de ella, ufff.

Me voy, necesito dar una vuelta, mientras estoy cerrando la puerta suena un mensaje en el móvil, es de ella. Seguro que me dice que no quiere verme más, que qué me he creído.


Al leer el mensaje una sonrisa surge espontáneamente en mi cara: “La semana que viene repetimos está nueva terapia… me ha encantado. Chao”.









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