Normalmente al comenzar la clase Amaya nos pregunta si tenemos algún problema o queremos trabajar algo concreto, y yo hasta ahora nunca he dicho nada... no lo necesito, Amaya siempre me da lo que me hace falta.
Cuando voy con alguna idea, no necesito verbalizarla, ella siempre la pone en práctica, sin ir más lejos, ayer cuando llegaba iba con la idea de pedirle un bombazo de tierra, de conexión con la tierra, pero al final no dije nada, pues nada Amaya centró la sesión en los dos primeros chakras, y tambien se me apetecia tocar el tambor, pues nada a tocarlo sin pedirlo, en incluso me anime a hacer la danza del hombre serpiente.
No es creais que es algo especial, es que yo soy muy pegotero y me gustan estos nombres rimbombantes, hicimos un ejercicio en parejas en que uno tocaba el tambor y otro bailaba y cantaba, pero todo espontaneo, cuando yo empece, Amaya muy inteligentemente me puso un pañuelo sobre los hombros para ayudarme a desinhibirme, y ya cuando empezo ella a tocar la conga, comence a bailar haciendo temblar todo mi cuerpo, primero de rodillas y despues rodando por el suelo, para terminar cayendo desplomado pues el corazón se me salía por la boca.
Ahora, yo liberé, anda que si liberé...
La verdad que me siento afortunado de poder aprender y trabajar con alguien tan espontanea y que fluye con el sonido como Amaya.
Un abrazo.
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