Hace tiempo un amigo me contó dos historias sobre relaciones de pareja que me parecieron muy esclarecedoras y hoy sin saber porque las he recordado y por eso voy a compartirlas
La primera historia es la de una pareja normal con una vida corriente, en la cual la rutina había sustituido la pasión por el tedio y el aburrimiento. La mujer pensaba que su marido ya no le prestaba atención porque no sentía nada por ella, así que trazo un plan. Se compró una peluca, se puso lentillas de un color diferente al de sus ojos, se maquilló exageradamente y se vistió de forma totalmente opuesta a como lo solía hacer. Esperó a su marido a la salida de su trabajo y se las arregló para llamar su atención e iniciar una conversación... todo terminó en una tórrida velada de amor en un hotel durante la cual sintió una pasión que ya no recordaba haber experimentado alguna vez.
Se las arreglo para volver a casa antes que su marido y le esperó como si hubiera estado allí todo el tiempo. Pero no pudo conciliar el sueño en toda la noche pensando que su marido le había sido infiel. Con mucho trabajo se levantó al día siguiente y para su sorpresa encontró una nota de su marido en la mesita de noche que decía: "Cuando quieras lo repetimos"...
La segunda historia versa sobre una mujer que se sentía muy desdichada con la relación que mantenía con su marido, no encontraba nada en él que despertará amor en ella y el parecía que se limitaba a estar con ella por costumbre. Un día comenzó a frecuentar un bar cercano, donde empezo a conocer a otros hombres y a divertirse con ellos. Sin pensarselo dos veces decidió abandonar su casa, pero pronto empezó a tener problemas de dinero y comenzó a pedir dinero a los hombres con los que se acostaba, a duras penas conseguía sobrevivir de esa manera. Pasados unos meses su marido apareció por el bar que ella frecuentaba y le pidió que volviera a casa. Ella resignada aceptó.
La vida continuó igual, pasarón los años cuidandose el uno al otro aunque no estuvieran enamorados, en los momentos dificiles estuvieron el uno al lado del otro y cuando el primero murió el otro decidió que también era hora de morir.
Quienes somos nosotros para juzgar las relaciones de otras personas, quienes somos para calificar la calidad de una relación. Acaso nos creemos Dios...
me parecen unas historias muy al limite....no se como exxplicarme...poco profundas esas relaciones...como..que falta algo...o mejor que falta todo.
ResponderEliminarTe has explicado perfectamente... tan solo me reafirmo en que no somos nadie para calificar las relaciones de otras personas.
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