sábado, 12 de marzo de 2011

Cuentan que un samurai entro en una aldea matando a todo el que se encontraba, sus habitantes huyeron despavoridos; excepto un monje zen que meditaba.

El samurai le increpo: "No te das cuenta que puedo partirte en dos con mi espada".

Sin mirarle el monje le contesto: "Y tu no eres consciente de que puedo dejar que me partas en dos". El samurai cayo al suelo y comprendió.

Ese monje era un Buda, expresaba su divinidad interior, pero mientras no lleguemos a eso, a veces hay que sacar la espada. Pero cuando lo hagamos que sea sin complejos.

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