Y tenía razón, pero también es verdad que podemos estar llenos bondad, de buenas intenciones, de amor al prójimo, pero si tenemos demasiados problemas por solucionar, demasiados velos por quitar, no podremos distanciarnos de nuestro ego para ponernos al servicio del otro, y este contaminará nuestro trabajo, desvirtuando nuestra intención...
Y yo lo he sufrido en carne propia, por activa y por pasiva, he confiado ciegamente en mis buenas intenciones... y en las buenas intenciones de los demás, y una y otra vez, he tropezado en la misma piedra, sufrimiento para mí y para esas personas...
Y ya en lo único que puedo confiar... es, en no descuidarme ante mi ego, en tenerlo siempre presente para saber que me sirve a mí y no yo a él. Y para trabajar con alguien necesito lo mismo de esa persona...
Y que conste que mi mano no puede levantar la primera piedra...
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