Reprodujimos la experiencia del feto, pero el seno materno que lo albergaba, no era el de una madre humana, con su carga negativa, sino una madre cósmica, cuyo seno era el universo en toda su extensión, expresión pura de amor.
Vivimos como la persona luchaba por nacer a una nueva vida, dejando atras el pasado de oscuridad para caer una luminosidad creciente e incesante.
Su llanto, al nacer, nos sorprendio a todos, más cuando nos confirmo después que no estaba asociado a ninguna emoción... era un llanto natural, como el del bebe que llega a la vida.
Y una nueva persona camina con paso firme, sintiendose conectada a todo lo que le rodea.
Gracias por ese momento mágico
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