Después de un rato, el otro monje, visiblemente irritado se dirigió a su compañero: ¿Por qué has hecho eso?. Tener contacto estrecho con mujeres va contra nuestros votos. !No puede estar bien tocar a una mujer!... Después de un rato insistiendo, el monje que había cruzado a la mujer, se paró y mirandolo fijamente le dijo: ¿Por qué llevas a la joven contigo? Si yo la he dejado en el rio."
Siempre me ha gustado mucho la parábola de los monjes y la mujer.
Tolerante como la tierra, firme como una columna y claro como un lago de montaña...
Tan lejos y a la vez tan cerca de ese estado...sintiendo su necesidad en mi interior, de dar calma, reposo y serenidad a los demás...pero antes se tiene que realizar en mi por completo.
Aunque se que conforme doy calma reposo y serenidad a los demás estas se van cristalizando en mi interior. Pero en mi ascensión a la montaña del alma... ya no importa la cumbre, ni la distancia que resta...ya solo importa cada paso.
Amor en todos tus actos
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