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domingo, 6 de marzo de 2011

El trato: Bajada al infierno (2ª parte)

Era de noche, luna casi llena, que iluminaba la habitación, las velas encendidas, el incienso incandescente, sentado sobre el zafu, los cuencos frenta a mi. Llego el momento.

Empezamos el trabajo, mi compañera me pregunto: "¿Como iriamos al infierno?". "No te preocupes que ya se verá." Le conteste.

Mientras nos preparabamos comenzaron a bajar espíritus guardianes hasta formar un ejercito, normalmente siempre nos ayudan varios pero esa vez las columnas formadas se perdían de la vista. A continuación bajo A... además de otros como él, con apariencia de angeles. Silencio, segundos de expectativa, durante los cuales nadie hace nada, esperamos.

Aparece el oscuro, es muy grande, observa a los presentes, me mira; le hago entender que estoy preparado, me agarra y nos lleva con él, inmediatamente aparecemos junto a la abertura del techo de la cueva. Trás nuestra, el ejercito de luz. Bajaré con el oscuro mientras mi compañera esperará a que este en el fondo para empezar a dar luz. La suelto, el oscuro me agarra de nuevo y me introduce en la cueva, bajamos vertiginosamente el ambiente es hediondo, siento nauseas, conforme desciendo me voy encontrando cada vez peor, dada la gran negatividad existente. Mi compañera desde arriba me ve empequeñecer hasta casi desaparecer.

Me deposita en el centro de la cueva, alrededor cientos de oscuros siguen torturando una y otra vez a sus victimas. El oscuro empieza a llamar la atención de los suyos, creo que es el jefe; sus congeneres comienzan a acercarse rodeandonos; por un momento dudo de si no será una trampa, desparece de mi lado. Estoy solo y me siento mal. Con esfuerzo comienzo a...

Sanar (no voy a desvelar mis técnicas, jajaja), mi compañera da luz desde el techo, no se lo esperaban, los oscuros a mi alrededor se retuercen al recibir la luz, intentan resistirse en vano; veo a un oscuro más grande que los demás intentado taparse con otros oscuros más pequeños para protegerse de la luz. No puedo creerlo es él que me ha traido, y es inmenso.

Empieza a bajar luz del cielo que mi compañera introduce como un tubo de luz desde la abertura del techo hasta donde yo estoy cubriendome en un circulo de luz. Los guardianes van descendiendo enviando luz a su alrededor, después bajo A... junto a otros como él. La cueva se lleno de luz.

Al poco se formó una cola de espíritus que se iban introduciendo poco a poco en el tubo de luz para ascender hacía el cielo, algunos perdidos ascendían solos por su cuenta, sin necesidad de ayuda de los guardianes. Mi compañera amplio el tubo de luz para que pudieran subir más espíritus a la vez pues la fila era interminable.

A... apareció con el oscuro que hizo el trato, ya en forma humana, quería decirme algo: "Te admiro, has sido muy valiente." (Baja modesto que sube Curro jajaja).

Al terminar pedí hablar con nuestros guías, les manifeste mi desacuerdo con ciertas situaciones que se estaban produciendo y mis deseos de ser recompensados por nuestra predisposición a ayudar a los seres que sufren en el otro plano. Se me escucho; el tiempo dirá si se me da la razón o no.

Amor y luz en vuestras vidas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo evitar sonreir. Hay cosas que nunca cambian. Un día un pajarito me dijo que debías seguir con los círculos...y...no sé, yo veo mucho de círculo en este relato. Me encanta tu espíritu. Servir sí....pero sin que te mangoneen!!!
Jeje, un beso, seguid haciendo tan buen trabajo, algún día yo volveré al ruedo.
Cori
Paz

Luz del Viento dijo...

Cariño me temo que todo cambia, aquellos círculos erán cosas de bienintencionados aficionados que no sabiamos muy bien lo que haciamos. No creo que vuelvan y mucho menos ni con la gente ni con el formato que tenían, pues de sobra sabes que esas fueron mis razones para abandonarlos. Aparte de no sentirme a gusto por otros temas personales.

El trabajo que hago ahora requiere de mucha seriedad y compromiso, además de ser bastante peligroso; no todo el mundo está preparado para eso.

Te agradezco que me desées paz, todavía sigo buscandola, ya sabes la encontraré cuando deje de buscarla, aunque a lo mejor da igual y no necesito paz para desempeñar mi misión. Lo que si he encontrado una pasión que me llena el corazón todos los días.

Un abrazo de luz

Anónimo dijo...

La esencia de los círcuos es ese trabajo que vosotros hacéis ahora. Yo así lo he sentido siempre. Pero en los círculos que realizamos hace ¿un par de años?
Eso era un aprendizaje, y no se sanaban sólo espíritus oscuros...
El conjunto: distinto.
La esencia: la misma.
Besos
Cori