Una amiga me ha relatado una experiencia que ha vivido como consecuencia de la actual situación de crisis social que vivimos y como ha descubierto que la compasión y el amor también anida y se manifiesta en los que se encuentran en exclusión social a pesar de su situación y apariencia. Con su permiso la consigno tal y como ella me la ha trasmitido por mail:
"El mes pasado tuve que ir a comer al comedor social de los pobres, no me alcanzaba para llenar el frigorifico, quizas
tuve que pasar esa experiencia;
cuando fui tuve que guardar unas colas en la calle esperando que el
comedor abriera, todas las personas que estaban alli esperando estabamos
arreciitos de frio, casi todos los que habian allí, eran personas sin
trabajo, sin hogar, desahuciados por la sociedad, gente que roba, los
que rayan los coches y demas, y alli estaba yo, una mas entre ellos.
Doy gracias al cielo por haber pasado esa experiencia, porque entre
medio de esas personas encontré tambien el amor, parecia que no hay en
ellos amor, pues si, hay y mucho. Esas personas en la cola encima de la acera y dandole la vuelta a la
esquina de la calle y arreciitos de frio, ellos respetan a todos los que
estan alli, no se intenta ninguno colar antes que el otro, como en las
colas de las tiendas ni de los cines ni nada, y eso que ibamos con
hambre, es mas algunas veces te cedian el paso para que entraras antes
que ellos.
Habia dias que teniamos que esperar hasta tres veces que se llenara el
comedor y salieran de comer para poder entrar los demas. El dia que yo entraba en el primer turno, teniamos que esperar a que la
monja bendijera la comida y rezar un padre nuestro, algunos rezaban a lo bajini, a otros le daba verguenza y miraban para el suelo, y otros rezaban sonriendo.
Mientras decian que podiamos ir a por las bandejas, yo me ponia a
observar a toda aquellas personas, algunas sucias, la mayoria descuidada
fisicamente, despeinada, en fin de no tener un lugar donde refugiarse
siquiera. Yo me ponia a mirarlos y me imaginaba, que si en
vez de ser ese un comedor de pobres hambrientos de comida, era
un salon de celebracion de una boda, y me ponia a imaginarme a las
personas bien arregladas, bien peinadas, con trajes nuevos y a las
mujeres pintadas y bien cuidadas, y con vestidos bonitos. Parecia que no, pero en vez de ver tanta miseria, conseguia ver a aquellas personas distintas.
Aunque en un salon de bodas hay mucha hipocresia, sonrisas de compromiso, aqui cuando veia a las personas sonreir las veia con amor y humildad. Una mujer le pidio a un hombre que estaba en mi mesa una
empanadilla a cambio de un yogur, el hombre le dijo que no, la mujer le
dice, por dos yogur, y el hombre le dice no, y luego la llamo, le dio
todas empanadillas y la mujer le dijo toma el yogur, y el hombre le
dijo que no le diera el yogur con un gesto. Vi muchos detalles como esos, daban tres polvorones, se los daban unos a
otros, la tortilla igual, en fin que lo que les daban se los repartian
entre ellos.
Allí en aquel lugar vi respeto y amor en abundancia; fuera de aquel lugar, al salir veia casi todos los dias en la misma
esquina a unos cuantos policias que estaban esperando a los que estaban
alli adentro, a algunos los resgistraban y les abrian los bolsos. Todo fue una experiencia, porque observe que cuando salian de
alli esas personas a lo mejor se ponian a robar, a rayar los coches y a
hacer diabluras.
Entre tanta maldad, ellos tambien son amor, y en algun
lugar y en algun momento tiene que explotar el amor, allí yo presencie
tantos detalles de amor. Queria compartir contigo esta experiencia que sentí, que todos somos
iguales, que provenimos de la misma esencia y que en cualquier momentos
nos pueden pasar las mismas cosas a todos. Eso yo lo sabia, pero se me olvida a veces, (quizas me lo tengan que
estar recordando), pero fue una experiencia muy bonita dentro de lo malo."
martes, 17 de enero de 2012
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