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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

sábado, 22 de noviembre de 2014

Herramientas para convertir nuestra vida en una dicha constante

(Esta entrada es continuación de una anterior: ¿Hasta cuando vamos a luchar? La vida una dicha constante).
Tenemos a nuestra disposición una serie de herramientas que nos pueden ayudar o complementar ese cambio de actitud, imprenscindible, para transformar nuestra vida de una lucha constante en una dicha constante.

Sin olvidar que todo es fruto de nuestra percepción de la realidad, de nuestra educación y de nuestra actitud, estás ayudas que están a nuestra disposición para conseguir estar a gusto con nosostros mismos pueden facilitarnos la labor de abandonar actitudes autodestructivas y de cambiar nuestra orientación del sufrimiento al bienestar. No debemos olvidar que son ayudas y no soluciones en si mismas pues sólo nosostros decidimos cual es nuestro camino y como tenemos que recorrerlo.

  • Contemplar: no sólo contemplar como la práctica meditativa de dejar pasar los pensamientos sin concentrarnos en nada concreto si no tambien entendida como el no hacer, es decir la actitud de observar nuestros comportamientos, reacciones, emociones en la vida cotidiana; dejar de correr trás nuestros impulsos, deseos, pasiones, etc. y aprender a distanciarnos de ellos. Liberarnos de la esclavitud de nuestros impulsos, y aprender a distinguir nuestras necesidades reales de las creadas por nosostros mismos.
  • Sanar aquellas heridas que son tan profundas que llegan a desbordar nuestra voluntad, sin caer en la dependencia de terapias o tratamientos. A veces un trauma inconsciente o bloqueo emocional puede ser tan profundo que sin ayuda externa no podremos enfrentarnos a él. Para ello tenemos infinidad de terapias siendo recomendables aquellas de cariz más liberador.
  • Trabajar nuestra energía: Somos energía, tanto a nivel físico, mental como espiritual. El trabajo de nuestra energía, tanto por nosostros mismos como por otras personas, es la forma más efectiva y respetuosa de transformar nuestra realidad. Aprender a sentir tu propia luz es un ejercicio sencillo pero muy potente que nos permite conectar con nuestra divinidad y elevar nuestra vibración con todos los beneficios inherentes.
  • Reconocer el caracter divino del cuerpo: Vivimos en un permanente conflicto con nuestro cuerpo fruto de nuestra cultura judeocristiana, disminuir la intensidad de ese conflicto es fundamental para acercarnos al tan necesario equilibrio cuerpo, mente y espíritu. Nuestro cuerpo necesita afecto, contacto con otros cuerpos, sentirse respetado y cuidado, salir de nuestra mente y sentirlo, reconocer su caracter divino y su importancia en nuestro devenir al mismo nivel que nuestra mente o nuestro espíritu, poder expresar su sexualidad y vivir el sexo de forma liberadora abandonando nuestras represiones socioculturales. Hacer ejercicio físico, caminar por la naturaleza, tocar y acariciar a nuestros seres queridos, permitirnos descansar, respetar la necesidad de dormir, de alimentarnos, de disfrutar de nuestro cuerpo, son algunas de las formas de cambiar nuestra actitud hacia nosotros mismos y nuestrasn necesidades.
Está no es una lista exhaustiva y seguramente haya muchas otras posibilidades de ayudarnos a nosotros mismos en nuestro camino hacia la plenitud.







jueves, 13 de noviembre de 2014

Todo

Todo pasa, lo bueno y lo malo...
Y nada es real, todo es fruto de nuestra percepción...
Todo cambia constantemente a nuestro alrededor...











El amor, la caricia de tus manos.
El deseo, el sonido de tus pies descalzos.
La pasión, la alegría de tu risa.
La esperanza, el florecer de tu sonrisa.
Abres los ojos y amanece,
resplandeces anunciando cada nuevo día.
Aunque la decepción lo arrasa todo con su lava,
la ilusión germina, siempre, de nuevo en el baldío.
Abre los ojos niña, abre las manos, abre el corazón.
Ama y aleja la sombra del dolor.

A Julieta.