Ya a la venta la guía imprenscindible para entender que te sucede y como abordarlo: EN LA LAGUNA ESTIGIA:Guía para un médium del siglo XXI
MAS INFORMACIÓN
Este blog esta protegido por las leyes de derechos de autor.
Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

sábado, 30 de enero de 2016

A veces ocurre un milagro

A veces ocurre un milagro y te das cuenta que no es un hecho espectacular o un suceso grandioso, es sentir como una persona puede embellecer por sentirse bien, es sentir una belleza que va más allá de lo físico y es sentir que eres, en parte, responsable de sentir a esa persona como un ser hermoso y no puedes más que dar las gracias a la vida por permitirte experimentar algo así.









viernes, 29 de enero de 2016

Eres única y especial

Cada persona es inigualable, única y especial, resultado de una combinación irrepetible de cuerpo, mente y espíritu. Cada persona alberga en su interior algo maravilloso, un tesoro que puede compartir con los demás y tu llegar a percibir.
Cada una de nuestras relaciones de pareja, de familia, de amistad, etc. nos aporta algo maravilloso, si somos capaces de sentir esa maravilla por encima de nuestras ilusiones, decepciones y expectativas no cumplidas, seremos capaces de amar; si sólo hay rencor y frustración nos regodearemos en la amargura. No hablo de mantener relaciones que oscurecen nuestra alma, no se trata de poner la otra mejilla cuando nos hacen daño, ni de imponer nuestra forma de entender la vida, se trata de sentir, de amar, acercándonos al fuego del amor de las demás personas y alejándonos cuando sólo haya cenizas ennegrecidas, pero recordando y manteniendo en nuestro corazón eso maravilloso que nos aportaron.
Ese será el sustrato, el abono que hará germinar el amor en ti.
Eres maravillosa, descubre la maravilla que mora en ti, y los demás seres te resultarán hermosos y maravillosos.







jueves, 28 de enero de 2016

Respeto y Amor

Si te respetas, te respetaran hasta los que te odian.
Si no te respetas no te respetará nadie, ni siquiera los que te aman.










Madurar

La vida nos obliga a madurar, si nos resistimos sufrimos, mientras más nos resistimos, más sufrimos.
Si seguimos obcecados en sufrir hasta el último de nuestros días moriremos en amargura.
Si fluimos con la vida, si maduramos abriendo nuestra mente y flexibilizando nuestras creencias, hasta el último de nuestros días, moriremos en amor.
Tu decides amar o amargura.










viernes, 22 de enero de 2016

Ella

Hace más de una década, una persona apasionada por su trabajo me recomendó un libro, del que ya hable en mi entrada “Pajas mentales”, su lectura me encaminó hacia un mundo el de la espiritualidad, y posteriormente el esoterismo, sobre los cuales no sólo no me había interesado nunca sino que los había siempre denostado.

Empecé a meditar, no buscando despertar, tan sólo dejar de sufrir, encontrar una salida del pozo que durante años había ido excavando con gran esfuerzo y vi una luz. Al tiempo la conocí a Ella, gracias a la meditación yo me sentía a gusto con mi monótona y frustrante existencia, pero me dolía mucho la espalda de antiguo y del esfuerzo de la postura de meditar. Todas las semanas me ayudaba, durante los primeros meses apenas nos relacionamos, pero un día comenzó a hablarme y me contó su experiencia con las regresiones, me animé a hacerme varías y mi inconsciente se abrió a borbotones mostrándome un inmenso mundo interior y exterior por descubrir. Y Ella me acompañó y me abrió las puertas del esoterismo.

Avanzamos juntos de la mano por un sinfín de experiencias inolvidables dando un vuelco a mis concepciones sobre la vida y sobre mi vida, y me enamoré. El camino que estábamos recorriendo de luz y dicha se convirtió en un camino de sombras y dolor. El sufrimiento se instaló entre nosotros y Ella, antaño radiante, tornó a apagarse a la par que yo.
Mostré mis sentimientos abiertamente y Ella me negó los suyos, si es que existían o sólo eran de afecto y cariño, pero cada vez que me decía que me amaba como amaba a todos los seres humanos el puñal clavado en mi corazón se hundía un poco más. Lo que antes fue luz se tornó en oscuridad y duró demasiado.

Una conocida me habló de algo que le sucedió a ella, esperando que yo aprendiera de su experiencia, vano esfuerzo ante la tozudez de la mente. Me relató cómo al empezar en su práctica espiritual se enamoró de un chico, como este vivía en un centro ella se fue también a vivir a ese centro, el chico no le correspondió y aunque sufrió mucho al tiempo se dio cuenta que el enamoramiento hacía esa persona había sido el anzuelo que le puso el cielo para que se interesa por su práctica espiritual. Ahora veo que un poco de eso hubo pero también mucho egoísmo por ambas partes que agravó la situación.

Yo siempre tan caballero andante insistía en mantener una relación casta, cuando me moría de ganas por tenerla en mis brazos, y no me planteaba bajo ningún concepto separarme y abandonar a mis hijas, ni que ella se separara. Era demasiado para mí y mis anhelos de santidad.

La situación termino pudriéndose, haciéndosele a Ella mi presencia e insistencia molesta y mi dolor devastador y alguien me habló, me abrió los ojos, me hizo sentir como un idiota, y me retiré hasta ahora.

Ella no lo aceptó, insistió unos días, unos meses después, pero sólo encontró frialdad en mí. De eso hace 7 años.

Varios años después me puse en contacto con ella para hablar, pero sentí que no tenía sentido.


Hace unos meses me la encontré en una charla, no era Ella, era otra persona. Con la Ella que vive en algún rincón remoto de mi mente todavía tengo algo pendiente… al igual que con mi madre.

Aprendí tanto con Ella y de Ella, viví tantos momentos inolvidables que nunca podré agradecérselo lo suficiente. Al igual sufrí tanto por mi causa y por su causa que dudo que nunca los rescoldos del rencor lleguen a apagarse del todo. Por ambas cosas nunca podré olvidarla.













miércoles, 20 de enero de 2016

El maestro

Era mi amor, no había sentido nada similar con nadie más, ni tampoco lo deseaba, pasábamos tardes juntos hablando, acariciándonos, sintiéndonos. Ella estaba casada, tenía hijos, tuvo la necesidad de formar una familia, pero para nosotros, los de nuestra clase, el amor estaba fuera del matrimonio, este sólo tenía una función social, reproductora. Ella quería a su marido, lo respetaba, pero su amor lo reservaba para mi, su amor sin sexo pero lleno de sensualidad, afecto y compañerismo.

Yo no tenía familia, tenía mi escuela, mis enseñanzas, mis alumnos, y la tenía a ella, no necesita nada más. De joven mi padre me llevó con un maestro, como ya conté en mi relato La Vida, este me adoptó, me hice hombre junto a él, junto a otros chicos, con los que compartí, ademas de las enseñanzas de mi maestro, afecto, caricias, sensualidad y algo de sexo, aprendimos a amar, algo sólo posible entre iguales. Con el tiempo la conocí a ella y mis afectos se restringieron, me convertí en el maestro de la escuela, enseñaba filosofía de vida, siguiendo la estela de mi maestro.

Con los años ella desapareció de mi vida y yo enseñaba en la plaza pública ante un numeroso publico que incluía algún perro callejero. Era ya anciano cuando una mujer joven se incorporó al grupo exclusivamente masculino, me levanté y no necesité saber quien era, era su hija, pese a las reticencias, la senté a mi lado.

Muchos siglos después un anciano volverá a encontrar su discípula.

Nota: Hay ciertas particularidades de las escuelas filosóficas de la antigua Grecia que interesadamente se omiten en la enseñanza, como que estaban reservadas exclusivamente a los hombres de clase alta y que en algunas polis (Ciudades-estado) y en algunas épocas, entre las clases sociales más elevadas se consideraba que el amor sólo podía darse entre personas del mismo sexo, reservándose las relaciones afectivas con el otro sexo a finalidades familiares y reproductivas. De hecho el termino Lesbiana proviene de una mujer de la isla de Lesbos que fundo una escuela de filosofía para mujeres con el mismo presupuesto de que solo podía existir el amor para una mujer con otra mujer. Eso provocó escándalo en la patriarcal Grecia de la época surgiendo el termino lésbico, como denominación peyorativa referida al amor entre dos mujeres.
Entre los filósofos de la Grecia clásica, destaca Epicuro, que en su jardín enseñaba por igual a hombres y mujeres, incluso a esclavos, de su obra nos ha llegado bien poco pues no fue pródigo en la escritura.