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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

sábado, 21 de agosto de 2010

El sanador

Al norte de Nueva Francia... soy un joven clerigo en una aldea, apenas un diseminado de casas rodeadas de extensos bosques.

Ansioso ojeo un libro con grabados demoníacos... es un tratado de brujería. En las afueras del poblado vive una joven mulata que realiza prácticas prohibidas...

Le conmino a desechar sus prácticas; despectivamente me expulsa de su triste cabaña... Esa joven es tan hermosa que por un momento parece que me han hechizado sus ojos.

Convenzo a varios hombres del poblado para que me ayuden, pero cuando entramos en la cabaña se quedan petrificados, es como si los embrujara con su mirada. Mientras la increpo y le vuelvo a conminar para que abandone las artes de Satan, yo también comienzo a hechizarme con su mirada, me parece la criatura más hermosa sobre la tierra. Consigo reponerme y forcejeo con ella, amenazandola con detenerla si no cesa en sus prácticas. Con agilidad felina consigue zafarse y huye al bosque, a la profundidad del oscuro bosque.

La sigo buscando durante días pues me llegan noticias de que prosigue con sus malas artes, pero es en vano, conoce cada rincón del inmenso bosque y no encontramos ninguna pista.

Pero una noche se presenta de madrugada en mi casa, se introduce en mi dormitorio y se desnuda ante mi; su cuerpo propio de una escultura de la antigua grecia, su tono de piel casi ebano, sus ojos brillantes me cautivan y no puedo resistirme, mientras me besa y me acaricia se enciende en mi el fuego de una pasión no antes conocida. Hacemos el amor durante toda la noche y ella se regocija en hacerme participar de prácticas sexuales prohibidas, es como si mi sentido estuviera nublado y solo pudiera actuar bajo su dictado, bajo sus desesos.

Sus visitas nocturnas se suceden noche trás noche, mientras por el día me esfuerzo en atraparla para que reciba su castigo, durante la noche me dejo llevar por la locura de dejarme arrastrar por el deseo carnal más salvaje y me entrego a todas sus perversiones...

Comienzo a sentir como me vuelvo loco, siguiendo mi fe durante el día, y a la vez, abrazando la lujuria y la lascivia durante la noche. Antes de que la locura me domine parto a la ciudad y se lo cuento todo a mi superior... me ordena volver pero ahora acompañado de soldados y con una sentencia que cumplir, solo así podré liberarme.

Consiguo apresarla, y en plaza pública contemplo como su hermoso cuerpo es consumido por las llamas, mis lagrimas corren por mi cara como queriendo apagar el fuego que la consume.

La paz no llega... noches sin dormir, sin descanso, debatido entre el deber y mis sentimientos...

Una noche me visita en sueños, me tranquiliza, las visitas se suceden diariamente y comienza a enseñarme el arte de sanar con las manos. Practico con algunos enfermos del poblado.

Consigo serenarme y se despide de mi, siento que tengo que salir del poblado; abandono el ejercicio de mi ministerio y me dirijo a la ciudad, allí me instalo en un sotano y ayudo a los demas con mis manos. Comprendo que tengo que aprender, estudio anatomía, medicina, necesito entender el cuerpo humano y su funcionamiento.

Vivo solo en mi sotano, pasan los años y acuden cada vez más personas y de mas lejos, siempre hay personas esperando frente a mi casa a ser atendidos... mis manos es como si crecieran con el paso de los años.

Aunque despierto recelos, al usar solo las manos y no haber abandonado a la iglesia, nadie se mete conmigo, ya anciano muero en paz...

viernes, 6 de agosto de 2010

El Chamán

Escondido en la selva observo una playa, la vegetación llega hasta el mar, una pareja de jóvenes juegan, se bañan, hacen el amor en la orilla...

Llevo unos brazaletes de muchos colores y de una sola pieza que me cubren los antebrazos, y una especie de gorro o casco también multicolor. Mi rostro de expresión dura, como mi corazón que no conoce la compasión. Ella debe ser mía... está previsto por los dioses.

Vuelven separados al poblado para no despertar sospechas, sigo al joven, me abalanzo sobre él y con una piedra le aplasto el cráneo; su cuerpo lo lanzo a un barranco impenetrable.

Todos creen que ha sido un animal salvaje, ella llora durante meses. Cuando empieza a recuperarse la convierto en mi criada, después en mi ayudante, le enseño mi arte, a trabajar las plantas, prepararlas...

Un día partimos a las montañas deshabitadas, un viaje largo... Encuentro lo que buscaba, coloco el hongo sobre una piedra al sol, de un lugar en descomposición extraigo una larva, del tamaño de mi uña, la estrujo entre mi pulgar e indice, apenas unas gotas caen sobre el hongo, comienza a humear y cambiar de color, nos retiramos reverencialmente y esperamos en silencio durante horas a que termine de secarse, es el alucinógeno más potente que conozco.

Volvemos al poblado, dormimos en la selva donde podemos, una noche mientras duerme me acerco a ella y la poseo, no se resiste...

No tenemos hijos, no hay tiempo para eso...

Llega el día de mi muerte, ella es aun joven, puedo doblarle la edad, le pido que se acerque y tomándole el brazo, le confieso lo que hice. No dice nada y me ahoga con sus propias manos. Descanso. Ahora su corazón es tan duro como el mio.


Lo siento C..., esperaba otra cosa. No pedí verlo, se me mostró como tantas otras cosas.

martes, 3 de agosto de 2010

El francés

Lo primero que veo es una piedra junto a mi cara, estoy tumbado boca abajo en el suelo cuyas piedras arden, al igual que el sol en lo alto, antes de perder el conocimiento veo un hombre sobre un camello acercarse. ¿Como he llegado hasta aquí?...

Francia, periodo entre guerras. Soy un niño, mi madre está siempre trabajando para que yo pueda estudiar. Empiezo a sentir sobre mis hombros esa responsabilidad, la obligación de cumplir las expectativas de los demás.

Estoy en la universidad, estudio ingeniería, he conocido a una chica más joven que yo, adolescente, estamos enamorados. Hablo con su padre, es alguien en el pueblo, me dice que no se opone pero que no entregará a su hija a un cualquiera, nuevamente el peso abrumador de cumplir las expectativas de otro.

Examen de fin de carrera, todo depende de su resultado, al salir un compañero me habla de que el ejercito necesita ingenieros para África y te dan una obra sin necesidad de pasar por un largo periodo como ayudante. No me lo pienso dos veces, en cuanto tengo mi titulo me enrolo.

Mi novia antes de partir llora desconsoladamente, como si presintiera que es la última vez que me ve, no entiende que es la oportunidad de estar cuanto antes juntos.

Durante la travesía en barco solo encuentro consuelo, en contemplar el mar y mirar el camafeo con su foto, es tan hermosa, tan alegre, siempre radiante.

Argel me recibe; después de un agotador viaje en camión por pistas de montaña, llegamos a nuestro destino. Un pueblo junto a una barranquera, un cauce seco, como todo lo que nos rodea, donde he de dirigir la construcción de un puente, una mezcla de expectación y orgullo me invade.

Los días pasan entre dirigir la construcción y observar a la tropa, se comportan como bestias envueltas en brutalidad, me siento tan diferente, todo me resulta tan extraño, no tengo amigos...

Un día un nativo me muestra en secreto un pañuelo con monedas antiguas, consigo que me diga donde las encontró. Sin decir nada a nadie parto solo al desierto, mi coche se estropea en medio de la nada, camino durante horas hasta que el sol me derrota, antes de desvanecerme me parece ver en la lejanía como alguien se acerca...

Días después despierto, me encuentro bien, escucho voces de niños, aturdido aun descubro que estoy en una jaima, una familia tuareg me acoje en su seno y me cuidan. No entiendo su lengua ni ellos la mía, pero no es necesario, hay una muchacha de hermosos ojos que siempre me sonríe, siento que podría enamorarme de ella pero mi corazón ya tiene dueña.

Un día el hombre que me recogió me hace entender que es hora de irme, ya estoy repuesto;cabalgamos en su camello y le hago entender que quiero me lleve al coche, una vez allí rebusco el revolver que escondí y se lo entrego en señal de gratitud, sin mirarme a los ojos lo guarda y proseguimos, puedo sentir su desprecio, para él solo soy el invasor y solo la ley del desierto le obligo a no dejarme morir.

Cerca del pueblo me obliga a descabalgar y se va sin un gesto, como si yo no hubiera existido. Vuelta al trabajo en el puente, a la sensación de extrañeza, lejanía, que diferente con la familia tuareg que me sentía uno más del clan.

Explosiones me hacen saltar de la cama, se produce un ataque al amanecer, corro como un poseso hacía el puente, ni siquiera me preocupan las balas que silban a mi alrededor, al llegar las llamas devoran el andamiaje, casi sin poder respirar me resguardo tras un parapeto, los soldados cerca de mí se limitan a esconderse, su única preocupación es no recibir una bala de los rebeldes. Les increpo, les zarandeo no pueden dejar que destruyan mi puente, pero es en vano no me hacen caso...

Esa noche vago sin sentido por las callejuelas de la medina, me da igual todo, meses de trabajo para nada... En una casapuerta una bailarina con el rostro cubierto me hace señas, sus ojos son de una belleza cautivadora, me dejo llevar, hacemos el amor, pero justo en la explosión del orgasmo toma una daga y atraviesa con ella mi corazón; muero en el acto. Mi espíritu aturdido contempla mi cuerpo y a la chica rebuscando en mi ropa. Entiendo solo quería robarme.

En lugar de ir a la luz, me veo junto a mi amada que llora, intento acariciarle el rostro pero no puedo, me quedo junto a ella, no puedo abandonarla. A pesar de la insistencia de mi guía me niego a abandonarla de nuevo.

Pasa el tiempo, hay un hombre en su vida, niños. Aires de guerra recorren Europa, un día el hombre desaparece para no volver; yo permanezco con ella. Años duros de ocupación, trabajo, hambre, sola con los niños y yo intento reconfortarla con mi presencia.

Ya de anciana sentada en un porche y yo junto a ella, la visitan sus nietos, es feliz. Al poco muere tranquila, al verme sentimos una enorme alegría y nos encaminamos juntos hacía la luz.

Me pregunto que sentido tuvo esta vida con tantas resonancias con mi vida actual; la respuesta que recibo: "Una vida fallida para preparar una vida de éxito."