“Las noches de calma la luna llena se refleja nítida y
brillante sobre el estanque.
Las noches de vendaval su reflejo se difumina, como
queriendo expandirse ocupando todo el estanque y se multiplica en miríadas de
estrellas relucientes sobre la agitada superficie.
Las noches nubladas, aunque la luna llena se eclipse, no
por ello desaparece, si no que continúa ejerciendo su efecto sobre nosotras. No
se interrumpen las reglas, ni se adelantan los partos, ni mucho menos los
lunáticos dejamos de sentir su influjo.”
Al igual, yo escribo este blog, a veces reluciente como el
Sol de la mañana calentando vuestros corazones, otras veces agitado, inquieto,
lacerante, poniendo de manifiesto las aristas de la vida, y otras, atrapado en
mis tormentas, bajo densos y oscuros nubarrones, y aun así no dejo de causar
efecto en ustedes; empujándoles un poco más hacía el amor que mana de sus
corazones.
Y como la luna nueva, cuando me retiro como el jaguar en lo
más profundo de la oscuridad es para preparar la venida del sol nocturno.