Como valores ampliamente aceptados han pasado a formar parte de nuestro acervo cultural y de ese ente abstracto que Jung denomino inconsciente colectivo. Como muy bien señala Stanislav Grof en las conclusiones de su excelente obra, "Psicología Transpersonal", estos principios nos siguen influyendo en nuestra busqueda del bienestar. Así nos encontramos en una búsqueda incesante de una mayor bienestar y de un cada vez más alto nivel de conciencia o desarrollo espiritual.
Perseguimos una quimera, influenciados por nuestra cultura, siempre intentando ir un poco más allá, sin dejar que nuestro ser asimile los logros obtenidos. Incluso el lenguaje me traiciona al intentar transmitir esta tesis, usando un término productivista como logros.
Siempre buscando encontrarnos mejor, ampliar nuestra conciencia, nos olvidamos de lo esencial, conectar con nuestro interior, permitirnos ser humanos, y por tanto falibles y dejar de buscar, porque mientras más perseguimos algo, más se nos escapa.
Eso no quita que no tengamos que superar o aprender para dejar de estar ancladas en nuestros traumas del pasado, pero aunque no nos encontremos del todo bien, debemos dejar actuar a nuestra sabiduría interior con su potencial de autocuración y dejar que se vayan produciendo los efectos de nuestros aprendizajes y maduren en nosotros, saliendo de esa espiral de búsqueda de la mejor terapia o la mejor práctica espiritual.
Paciencia y aceptación.