Así pedir perdón se ha visto completamente desvirtuado y es usado como un mecanismo hipócrita para evadir las responsabilidades de nuestros actos, palabras y pensamientos. Pide perdón el maltratador, para volver a golpear al día siguiente. El delincuente confeso para eludir una mayor condena. El político corrupto para evitar mayores perjuicios. El infiel descubierto para apaciguar a su pareja. El que nos empuja por la calle para hacerlo unos metros más adelante con otra persona. Etc. Etc. Etc.
Ninuguna de esas varias solicitudes de perdón, tienen sentido sin un autentico arrepentimiento y proposito de enmienda, sin una honesta comprensión de la ignorancia que nos a llevado a herir a otras personas; de esta manera el pedir perdón se convierte en una más de nuestras hipócritas costumbres sociales para tranquilizar nuestras enfermas conciencias.
Si a esto unimos los que se ven incapacitados para reconocer, aunque sea de forma farisea, cualquier error, traspasando siempre a los demas la responsabilidad de sus errores; nos encontramos en una situación donde la arrogancia y la falsedad enmascaran una absoluta falta de respeto y desprecio al otro en todos los ambitos del ser humano.
¿Cuando aprenderemos a querernos, a tener un poco de compasión con nosostros mismos?
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