Como en la película de Almodovar todos recibimos una
educación errónea basada en el dolor y el sufrimiento. De pequeños nuestros
padres son toda la fuente de saber y conocimiento; imagina una niña que desconoce
todo sobre la vida contemplar a dos gigantes que lo protegen y alimentan enseñándole
a desenvolverse “correctamente” en sociedad. Para esa niña en una posición de
desigualdad enorme la forma de actuar y comportarse de sus padres, más allá de
sus palabras, se convierten en sus particulares tablas de la ley. Es lógico, de
ellos recibe su alimento físico, emocional y espiritual.
Nada puede cuestionar en su interior la educación y los
patrones de conducta heredados de sus padres. Hasta que llega la madurez adulta
y algo no cuadra, observa a sus padres empeñados en guiarse por principios y
pautas que no les producen ningún bienestar, todo lo contrario, en algún
momento de sus vidas decidieron, inconscientemente, convertirse en esclavos de
su situación vital y agravarla hasta límites insospechados.
Ella parece verlo claro, con lo fácil que sería actuar de
otra manera y hacerlo todo más fácil, pero como desprenderse de algo que se
aprendió como una necesidad de supervivencia. Si ellos actuaran de otra manera,
se pregunta una y otra vez, mientras ella repite esos mismos comportamientos
con otras personas, con otras situaciones, estancada en la energía familiar que
se perpetua en el sufrimiento y el dolor; ansía descansar, encontrar la calma,
pero en absoluto se llega a plantear renunciar a unos valores que es incapaz de
recordar cuando adquirió. En el fondo sigue siendo esa niña confiada que cree
recibir amor.
A todo esto añadimos que la escuela y la sociedad también
fomenta los valores materiales a ultranza haciéndonos confundir dinero, éxito,
fama, etc. con reconocimiento y amor.
Mientras ellos, tus padres, se marchitan en la vejez y la
amargura, tu todavía puedes transgredir sus enseñanzas, aprender del ejemplo
que te están brindando con tanto esfuerzo y liberarte de tus creencias
infantiles encontrando un poco de paz.
"Honrarás a tu padre y a tu madre siempre que transciendas
y transgredas sus enseñanzas neuróticas y las de la sociedad demostrándoles que
es posible una vida más plena y libre."
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