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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

viernes, 4 de noviembre de 2011

Sanaciones

Mi trabajo con la luz me lleva, además de sanar espíritus, limpiar energías negativas y trabajos de magia negra y mal de ojo, a aplicarla sobre otras personas durante las sanaciones que realizo. Para ello aplico mis manos sobre el cuerpo de la persona, conviertiéndome en canal del cielo para que la persona pueda recibir la energía que necesita y guiandome por la intuición para saber donde poner las manos. Todo ello con la intención de convertirme en instrumento de la voluntad divina.

La intención de ayudar al otro y la intuición son muy importantes en mi trabajo, donde no siento que yo realice nada especial, sino precisamente el punto fuerte es dejarse fluir con la energía y abandonar tus criterios personales para que la energía del cielo pueda circular a través de mi en toda su intensidad. Esto último que es fácil decirlo no es tan fácil hacerlo pues necesario un intenso proceso de autoconocimiento y de limpieza de nuestros propios bloqueos de energía fruto de nuestros problemas y traumas inconscientes, que son obstáculos para que la luz pueda circular a través nuestra en toda su intensidad.

Es un proceso similar al Reiki, de hecho me he formado en esa disciplina, pero como todo en mi trabajo, la vertiente esotérica es un condimento más de la sanación, actuando en los planos físicos, emocional, mental y espiritual, complementando ese trabajo energético con el sonido/vibración de los cuencos tibetanos. Las sanaciones son útiles y beneficiosas para cualquier tipo de dolencia, ya sea está física o emocional y tienen la ventaja de impulsar nuestro desarrollo personal y espiritual. No tienen ninguna contraindicación, aunque es verdad que en las primeras sesiones pueden producirse molestias físicas como consecuencia del desbloqueo de energía estancada desde hace años.

Lo mejor de todo es que producen un cambio de actitud en la persona que las recibes, sintiéndose más positiva, mejorando su autoestima y más segura de si misma; cambio que se produce de forma gradual y espontanea, además de las mejoras en la problemática concreta de la persona. Evidentemente esto requiere tiempo, no vamos a cambiar patrones traumáticos perjudiciales de años en tres sesiones ni a solucionar enfermedades, algunas crónicas en esas mismas sesiones. Como mínimo se necesitan varios meses de trabajo energético para obtener cambios importantes y significativos en nuestra vida, y para solucionar problemas graves de salud. Esto siempre es relativo para cada persona, pues cada uno somos un mundo, dejando claro que desde la primera sanación se notan los efectos positivos de la misma.

Con las sanaciones pasa que al recibirla primero lo que se nota es que uno se relaja o esta más animado, pero el cambio más importante es conforme pasan los días y la energía va colocandose en su sitio, el campo energético de la persona se va reorganizando, y entonces los cambios sutiles, pero más profundos, de actitud y forma de ver la vida se van materializando, aparte que el poder de autocuración y autoregeneración del cuerpo físico se potencia exponencialmente.



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