"La luz es la metáfora más usada por los tradiciones espirituales para designar o describir nuestra autentica naturaleza." (Dokushô Villalba).
Nada más alejado de la realidad, la luz mora en nuestro interior, y con un poco de intención y voluntad podemos encontrarla en el interior de nuestro pecho; pues ahí reside desde el mismo momento que decidimos encarnarnos en este cuerpo físico y nos acompaña y nos guía en cada uno de los momentos de nuestra vida.
Con trabajo y constancia podemos aprender a conectar con ella, aumentando su fulgor, lo que nos permitirá iluminar nuestra vida e ir clarificando nuestra mente para que nuestro devenir existencial se aleje de los sinsabores, acercandose con paso firme y decidido a la plenitud vital.
Somos luz, ser conscientes de ello, es nuestra mejor arma para iluminar nuestras ilusiones, apagando la oscuridad del dolor y el sufrimiento con el destello del amor y la compasión.
"Dios está en nosotros, somos luz infinita.
Siente la música del universo vibrando en tu cuerpo.
La hermosa luz de nuestro interior,
puede alumbrar la oscuridad de cualquiera a nuestro alrededor.
El miedo apaga nuestro fulgor,
el amor lo hace reverberar en todo su esplendor.
En
el zen se dice que cuando meditamos todo el universo siente su
efecto...
Nuestra luz puede iluminar todo el universo. ¿Te atreves?"
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