El tiempo pasa más despacio a tu alrededor, o quizás eres
tú el que tardas más en procesar la realidad, te cuesta escribir, las manos
torpes y pesadas, en unos brazos lentos y pesados, bajo unos hombros cargados y
doloridos, deseas descansar, cerrar los ojos, arrebujarte y volver a sentirte
en el seno materno, pero no puedes, ojala pudieras, pero el recuerdo de un mal útero,
sin descanso, te impide descansar.
Te levantas sin ganas de llorar y todo resulta extraño,
tienes la música puesta, acompaña, te cuesta trabajo pensar, te preguntas si se
puede perder la cordura, estando loco, imaginas que sí, siempre se puede estar
un poco más loco.
Ya no deseas morir, a la noche ya no deseas que no
amanezca, perdiste las referencias, ahora no sabes que hacer, antes por lo
menos podías regodearte en tu sufrimiento, ahora ni eso, lo perdiste, lo
dejaste atrás como tantas cosas, solo puedes avanzar, pero hacia dónde.
Te preguntas si se puede sufrir por amor, como es posible,
amar no era un goce, quizás, no lo sabes, no sabes nada como Jon Snow, no sabes
nada de la vida ni del amor, por lo menos tú te das cuentas, las demás engreídas
y vanidosas saben lo que es el amor y la entrega, dichosas en sus paraísos imaginarios
que no resisten una mínima brisa.
Realmente debes de estar loco, es más seguramente te gusta
estarlo, si no por qué ibas a escribir una novela, que llamas de anticipación
social, sólo para exorcizar tus contradicciones, ya te lo dijo Cris una noche
medio dormida que no sabía lo que hablaba, ”tú vas a escribir una novela y vas
a poner todos tus conflictos”; vano intento, tus contradicciones eres tú.
Cuantos infiernos se pueden transitar a lo largo de la vida,
creo que muchos, siempre estamos dispuestas a bajar al siguiente y cuantos
cielos, algunos también, están hay esperando, pero por qué piensas que se puede
vivir en el cielo.
Seguramente el engreído y el vanidoso seas tú, que no sabes
amar, ni querer, ni comprender, ni ponerte el lugar de la otra… ahora mismo no
puedes entender nada, miras la ventana y ves las nubes grises, pero no llueva,
invierno cálido de nubes secas, como seco te sientes tú, exprimido como una
naranja hasta el tuétano, ya no te queda nada que dar, nada que compartir, ni
siquiera amor si es que alguna vez lo tuviste.
Evocas recuerdos de una vida que ya no es tuya, esos buenos
momentos ya no existen, intentas imaginar un futuro que se muestra vacío, sin ilusiones,
no hay nada adelante ni atrás, sólo el impulso de seguir viviendo. No puedes
hacer planes porque sabes que no los realizarás, ni prometer nada porque no lo
cumplirás. Sabías que mentía desde el primer día, que se hacía unas ilusiones
que tú no alimentabas con tus palabras, aunque sí con hechos, pero te gusta engañarte
como a todas, también necesitas calor y afecto, hasta que ya no puedes pagar
más el precio, entonces sólo te queda el pozo, tu pozo oscuro y lóbrego, el
fango del desamor.
Ya ni ganas de sexo te quedan, no deseas sentir otro cuerpo
estremecerse entre tus brazos, pero también te engañas, siempre te engañas. Eres
un sol, recuerda, te lo dicen, las atraes tanto, que las achicharras con tu
calor, para después alejarlas de ti…
Es tu canción, ya lo sabes, con toda seguridad eres un alma
del averno…puedo enseñarte el cielo… y el infierno, ¿te atreves?