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A continuación podéis leer los dos primeros relatos de "Macedonia no es un
país" más varios relatos sueltos de este ameno libro donde intento
representar u...
DÍA PRIMERO: DE DONDE ACONTECE LO INEVITABLE
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*“El gran hombre modifica como un tigre… justo y recto”.*
Comentario al hexagrama nº 49: Ko. La muda (La revolución).
I Ching, el libro de las mutaciones. ...
Indice del Libro
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Él Más Allá. ¿Cómo saber si soy médium? Espíritus. Protegerse de los
espíritus molestos y/o malintencionados. Luz, guías espirituales, espíritus
maestros,...
Hace 11 años
Poema de Junio
Suena la noche,
su luz ilumina,
el amor.
Canción grupal clases de voz
Poema de Mayo
Voy a la orilla a encontrarme con él. Mas en la orilla no hay nada salvo brisa que canta entre los pinos.
Canción popular japonesa.
Poema de Abril
Durmiendo en el templo
llegue a tener "mi verdadera cara"
mientras miraba la luna.
Bashô.
Poema de Marzo
"Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio."
San Juan de la cruz.
Poema de Febrero
De nada te servira buscar la verdad,
más bien, !Deja de buscar opiniones al respecto!.
Huang-po.
Poema de Enero
El cielo es mi lámpara de aceite, y yo la pongo en mi ventana para alumbrar el camino al viajero a través de la oscuridad.
Khalil Gibran
Poema de Diciembre
Recuerdo la época en que no tenía visión ,
cada vez que oía la flauta mi corazón se afligía.
Ahora no tengo sueños vanos en mi almohada,
me limito a dejar que el flautista ejecute el son que le plazca.
T´ai-yüan
Poema de Noviembre
El hombre en paz nunca habla mucho.
Cuando el agua está apacible,
¿Cómo podría correr?
Wanshi.
Poema de Octubre
Al cielo inmenso no le perturba el paso de las nubes blancas.
Seigen. Poema de Septiembre
Este camino ya nadie lo recorre salvo el crepúsculo.
Basho
Poema de Agosto Verdadero o falso, solo hay sueños. Atado o totalmente libre, el viento sigue soplando.
Nyojo.
Poema de Julio
En el corazón de la noche, a la luz de la luna. Un barquito a la deriva, ni sacudido por la brisa, ni movido por las olas.
Shobogenzo.
Poemas de Junio
" Las peonías, en lo más bello de su floración, demasiado bellas para cortarlas, demasiado bellas para no cortarlas."
"¿Que dejo en herencia?: Las flores en primavera, el cuco en verano, las hojas rojas en otoño."
Daigu Ryokan.
Poema de Mayo
"Las flores de primavera, la luna de otoño, las brisas frescas del verano, la nieve del invierno. Si la mente no está nublada por vanas preocupaciones, ésta es la estación del año más feliz para el hombre."
El tiempo pasa más despacio a tu alrededor, o quizás eres
tú el que tardas más en procesar la realidad, te cuesta escribir, las manos
torpes y pesadas, en unos brazos lentos y pesados, bajo unos hombros cargados y
doloridos, deseas descansar, cerrar los ojos, arrebujarte y volver a sentirte
en el seno materno, pero no puedes, ojala pudieras, pero el recuerdo de un mal útero,
sin descanso, te impide descansar.
Te levantas sin ganas de llorar y todo resulta extraño,
tienes la música puesta, acompaña, te cuesta trabajo pensar, te preguntas si se
puede perder la cordura, estando loco, imaginas que sí, siempre se puede estar
un poco más loco.
Ya no deseas morir, a la noche ya no deseas que no
amanezca, perdiste las referencias, ahora no sabes que hacer, antes por lo
menos podías regodearte en tu sufrimiento, ahora ni eso, lo perdiste, lo
dejaste atrás como tantas cosas, solo puedes avanzar, pero hacia dónde.
Te preguntas si se puede sufrir por amor, como es posible,
amar no era un goce, quizás, no lo sabes, no sabes nada como Jon Snow, no sabes
nada de la vida ni del amor, por lo menos tú te das cuentas, las demás engreídas
y vanidosas saben lo que es el amor y la entrega, dichosas en sus paraísos imaginarios
que no resisten una mínima brisa.
Realmente debes de estar loco, es más seguramente te gusta
estarlo, si no por qué ibas a escribir una novela, que llamas de anticipación
social, sólo para exorcizar tus contradicciones, ya te lo dijo Cris una noche
medio dormida que no sabía lo que hablaba, ”tú vas a escribir una novela y vas
a poner todos tus conflictos”; vano intento, tus contradicciones eres tú.
Cuantos infiernos se pueden transitar a lo largo de la vida,
creo que muchos, siempre estamos dispuestas a bajar al siguiente y cuantos
cielos, algunos también, están hay esperando, pero por qué piensas que se puede
vivir en el cielo.
Seguramente el engreído y el vanidoso seas tú, que no sabes
amar, ni querer, ni comprender, ni ponerte el lugar de la otra… ahora mismo no
puedes entender nada, miras la ventana y ves las nubes grises, pero no llueva,
invierno cálido de nubes secas, como seco te sientes tú, exprimido como una
naranja hasta el tuétano, ya no te queda nada que dar, nada que compartir, ni
siquiera amor si es que alguna vez lo tuviste.
Evocas recuerdos de una vida que ya no es tuya, esos buenos
momentos ya no existen, intentas imaginar un futuro que se muestra vacío, sin ilusiones,
no hay nada adelante ni atrás, sólo el impulso de seguir viviendo. No puedes
hacer planes porque sabes que no los realizarás, ni prometer nada porque no lo
cumplirás. Sabías que mentía desde el primer día, que se hacía unas ilusiones
que tú no alimentabas con tus palabras, aunque sí con hechos, pero te gusta engañarte
como a todas, también necesitas calor y afecto, hasta que ya no puedes pagar
más el precio, entonces sólo te queda el pozo, tu pozo oscuro y lóbrego, el
fango del desamor.
Ya ni ganas de sexo te quedan, no deseas sentir otro cuerpo
estremecerse entre tus brazos, pero también te engañas, siempre te engañas. Eres
un sol, recuerda, te lo dicen, las atraes tanto, que las achicharras con tu
calor, para después alejarlas de ti…
Es tu canción, ya lo sabes, con toda seguridad eres un alma
del averno…puedo enseñarte el cielo… y el infierno, ¿te atreves?
Era la esclava de su familia, de sus amistades, de todas
aquellas personas que se le acercaban, en fin que os voy a decir una
maravillosa persona.
Su vocación era servir, eso le habían enseñado y a ello se
aferraba buscando un cielo de amor que más se parecía a un infierno, incluso
tuvo una pareja que la usaba a su antojo, pero para eso era una esclava. Hasta
que conoció a un príncipe azul, temerosa se acercó a él y el, galante y gentil,
la arropó en sus brazos. Se sintió amada, apreciada y deseada y ella lo besó,
una y otra vez, lo besó con ahínco, deseando que sus besos la transformaran a
ella en una princesa azul, pero mientras más besaba más se transformaba el príncipe
azul en un sapo.
Redescubrió de nuevo la pasión, pero esta vez de la entrega
por amor no para ser usada. Abrió su cuerpo y su mente, descubriendo placeres
que tenía vedados, y sintió que la apoyaban y la ayudaban en su penitencia.
Al tiempo, sin comprender por qué, su príncipe era cada vez
más sapo, para remediarlo ella decidió ser su esclava, como con todas los demás,
pero él seguía volviéndose sapo y sentía como se alejaba. Extenuada intentaba atender
todas sus obligaciones, se empeñaba en ser una buena esclava, pues todos la
necesitaban. Más todo fue en vano, corría hacía un precipicio sin fondo y de la
mano su príncipe, saltando cual sapo, pues el sólo la quería ver feliz,
liberada de sus ataduras, era más importante su liberación que la propia, él
también era un esclavo, de la necesidad de ayudar.
Se sintió exprimido como una naranja comprendiendo que ya
no podía más, pero aún si se esforzó un poco más, sólo un poco más. Esfuerzo inútil,
ambos necesitaban ser libres, y no lo serían cogidos de la mano, el precipicio
ya está bajo sus pies.
No sabemos si serán capaces de alzar el vuelo, cada una liberadas
de su propia esclavitud, o sí se precipitarán al abismo para siempre. En la
vida hay trenes que no vuelven a pasar nunca más.
Por si acaso, ya han escrito el epitafio de la esclava:
“Eres una persona tan maravillosa, tan buena, no cambies
sigue siendo como eres, todas te queremos tanto.”
Con ella el falso príncipe ha descubierto el verdadero amor,
el que no se puede expresar con palabras, sólo sentir, pero también lo más
importante en la vida, el amor propio. Siempre estarás en mi corazón porque
sólo puedo darte amor, aunque no sea suficiente no creo que haya nada más
importante en la vida.
Todas tenemos una manifiesta habilidad para complicarnos la
vida y estropear las cosas buenas que nos suceden. Una y otra vez nos preguntamos
por que nos sucede eso, sin entender que es algo natural en nuestro mundo, si
en nuestro mundo, donde reina la mentira y el egoísmo, en absoluto el amor, y
donde la felicidad y libertad ajena son denostadas e incluso perseguidas.
Un mundo donde reina la oscuridad, la mentira y el dolor
como vamos a permitir que duren mucho los breves destellos de luz y amor, como
vamos a permitir nuestra felicidad, como vamos a ser sinceros con nosotras
mismas, si nos rodea, la mentira, el sufrimiento y la amargura en lugar del
amor.
Como muy bien dice la canción de Calle 13: "dentro de
la lógica de nuestra humanidad, nos creemos la mentira y nadie aguanta la
verdad."
He descubierto que de nada sirve la sinceridad en las
relaciones personales, todas estamos tan acostumbradas a vivir en la mentira
propia o ajena, que cuando dices la verdad o directamente no te creen o ignoran
lo que dices por ir en contra de sus expectativas y falsas ilusiones.
Solo tiene un sentido ser sincero, estar en paz con una
misma.
Da mucho y pide poco, nos bombardean continuamente con ese
eslogan incrustado en nuestro inconsciente mientras esperamos el premio en
forma de cielo en la tierra, sin darnos cuenta que el premio ya lo reciben los
que se benefician de esa creencia irracional y la fomentan desde las más altas
instancias del poder.
Evidentemente las relaciones personales no son una
transacción comercial donde debamos valorar que recibimos con lo que damos,
pero si es importante indagar en nuestra patológica necesidad de ayudar, o de
dar más de lo que recibimos hasta que nos quedamos exhaustas. En el mundillo de
la espiritualidad, adoptando la neurótica interpretación eclesiástica, nos
desvivimos por ayudar al prójimo, aunque sólo sea de boquilla en muchas veces.
Sin caer en la cuenta que la única ayuda real y efectiva es la que nos otorgamos
a nosotras mismas, digo ayudarnos no consentirnos.
La enfermiza búsqueda del cielo en la tierra a través de la
entrega al prójimo solo revela nuestra profunda carencia afectiva, falta de
autoestima y amor propio; tremendo egoísmo nuestro y de los que nos rodean que
nos ven devastarnos en su beneficio siendo incapaces de pensar en nuestra
felicidad. Siempre lo hemos hecho, lo hacemos porque nosotras queremos y la mayoría
de las veces ni siquiera nos lo han pedido, aunque se beneficien en muchos casos
de la mala educación que hemos recibido, asignándonos un rol familiar y social
propicio a ser la sostenedora de los demás. Ellas presas de su egoísmo nos
exprimen, nosotras fruto de nuestro egoísmo nos devastamos en ayudar.
Y el cielo cada vez más lejano, como todas las ilusiones
que albergamos en nuestra neurótica mente.
Caminaba con la espalda encorvada y la cabeza gacha, la
cara llena de granos por la reciente pubertad, ascendía la cuesta, como cada
mañana, camino al colegio, su calvario cotidiano. Al entrar en el patio
intentaba no mirar a nadie, por si conseguía pasar desapercibido, un rato de
tortura en la fila y después el seguro de la clase hasta el recreo, sucesión de
vueltas en la deseada invisibilidad. Salir de clase, atento a todo, intentando
no verse sorprendido por los adolescentes predelincuentes del barrio donde
estaba el colegio.
Era el monstruo, alguien tuvo la idea de llamarlo así, por
su aspecto creo, pero era el último en la escala social del colegio. Con 10
años me cambiaron de cole, por motivos administrativos sobrados, la academia sin
recreo, sin lugar para actividades físicas, donde pasábamos sentados desde que
entrabamos hasta que salíamos, perdió el permiso de educación.
Llegue con 10 años a un colegio de un barrio problemático,
sin conocer a nadie, una mañana oscura en que todavía no había llegado el día,
y oscuros fueron el resto de mis días. Hasta los cinco años estuve siempre en
casa, después en una academia donde no nos socializábamos ni nos relacionamos,
con 10 años no sabía relacionarme con otros niños, a las niñas, ni las había olido.
Un déficit de socialización que todavía arrastro.
Era el último, el deshecho, donde todos podían desahogar su
frustración, por suerte era grande y no se atrevían a pegarme, sólo los
gallitos me retaban intentando medirse, mi actitud esquiva y mi fuerza me evitaron
agresiones físicas pero las morales y emocionales fueron terribles. Desde los
10 a los 13, cada noche deseaba con todas mis fuerzas que no amaneciera al día
siguiente y a veces también que mi madre se muriera para que dejará de sufrir.
Mis ruegos no fueron escuchados, por suerte, durante años cada vez que me
hundía deseaba morir, recuerdo de mi infancia, fantaseé en infinidad de
ocasiones en diferentes formas de suicidio, la más atrayente despojarme de la ropa
en introducirme en el mar hasta que este me engullera, reconfortante frío deseado.
De esos años no se me olvida la tarde que, bebiendo del
grifo del lavabo, el gaviota me escupió en la cabeza, corrí tras él lleno de
ira por el inmenso patio mientras movía con desgarbada agilidad sus largas
piernas y sus largos brazos, de ahí su mote, pero sólo encontré más
frustración, cuando ya cansado persiguiéndolo por las anchas escaleras del
patio se volvió dándome una cachetada que me dejó parado, comprendí que nada
podía hacer, salvo resistir.
Ya hace tiempo que cuando tengo un bajón no deseo morirme,
no hace mucho, pero si ha cambiado la tendencia. Ahora me siento como una flor
que se abre sin importarle quien perciba su aroma. Por primera vez en mi vida
hay personas a mi alrededor que me muestran su agradecimiento por mi ayuda, que
me dicen que valgo mucho, que me consideran importantes en su vida y me lo
hacen sentir. Quizás sea verdad lo que dice el budismo de que cuando una flor
se abre el mundo se levanta, pues si queréis podéis levantaros conmigo, porque
a mí también me gustaría ver como se abren las flores a mi alrededor.
A veces ocurre un milagro y te das cuenta que no es un hecho espectacular o un suceso grandioso, es sentir como una persona puede embellecer por sentirse bien, es sentir una belleza que va más allá de lo físico y es sentir que eres, en parte, responsable de sentir a esa persona como un ser hermoso y no puedes más que dar las gracias a la vida por permitirte experimentar algo así.