Despues le pregunte a Amaya, si el cuenco al vibrar se calentaba, y me comento que esa quemazón era mi fuego, que se originaba en mi plexo solar.
Cuando me toco hacer de terapeuta, tome una decisión que sería crucial para el buen desarrollo de mi función, me preguntaba que hacer y lo que se me vino fue cojer una manta naranja y anudandomela sobre los hombros me la puse como una capa, y al momento, en un acto de psicomagia, me vi convertido en un chaman, y ya no tuve que preocuparme de nada, me sorprendi a mi mismo cojiendo diferentes cuencos, cantando, solo me falto bailar alrededor del compañero y os aseguro que no me faltaron ganas. Y al compañero le gusto...
Quizas esto sea fluir, vivir el momento sin preocuparse de nada...
1 comentario:
Ole, ole!! Qué bueno!! Eso me ha gustado, jejejeje, lo de la capa, genial, jejeje. Un besazo.
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