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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

miércoles, 8 de marzo de 2017

Todas necesitamos follar más

Nos guste o no todas necesitamos más sexo, sobre todo de calidad, necesitamos sentir el placer de ser acariciadas, de sentir unas cálidas manos acariciando nuestro cuerpo, necesitamos sentirnos amadas en el sexo, ser tratadas con respeto y sentir que nuestro ritmo y nuestras necesidades importan, necesitamos sentir que no somos un objeto para usar ni una vagina para masturbarse en ella. Necesitamos sentir que somos algo más que una máquina de placer o de producir niñas, pero eso no nos lo va dar nadie, nadie nos lo va a conceder porque sea justo o lo mejor para todos. Es algo que tenemos que conseguir nosotras, ganándonos el respeto y luchando contra la dictadura patriarcal que convierte a las mujeres, en siervas, sumisas y esclavas sexuales.
Necesitamos ser mujeres valientes que matemos al príncipe azul en nuestro corazón, que renunciemos al padre omnipotente y deseado que nos muestra el camino vital a transitar y que nos permitamos disfrutar de nuestro cuerpo y de nuestra libertad de elección. Que follemos con quien nos apetezca, cuando nos apetezca y como nos apetezca, que si no queremos follar porque no nos apetece digamos un alto y claro NO en cualquier ámbito de relación. Que no suframos más por no tener pareja, por no encontrar a nuestro salvador, y disfrutemos de no tenerla y si encontramos al amor en alguien independientemente de su sexo o condición, que lo vivamos sin prejuicios ni temores y en completa libertad.
NO SOMOS PROPIEDAD DE NADIE NI NADIE PUEDE SER NUESTRA PROPIEDAD y eso va por padres, madres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, amigos, amigas, parejas, etc. El único camino a la felicidad del ser humano es ser libre y amar, en todos los sentidos y con todas las consecuencias.
Y si tienes miedo a la libertad y al amor o crees que no hay nada de valor en ti, puedes seguir dejando que se aprovechen de ti, que te usen, teniendo sexo por obligación o por no quedar mal, cumpliendo tus deberes conyugales, fingiendo orgasmos o conformándote sin tenerlos y seguir siguiendo un ser humano de 2º orden.
Sin lucha, sin enfrentarse a la dictadura social y a nuestros miedos, nunca hay cambios y cuando los hay el sistema siempre encuentra la forma de domesticarlo, como este 8 de marzo día de la mujer trabajadora transformado en el día de la mujer, tanto de la inmensa mayoría explotada por el patriarcado capitalista como de la minoría que colabora y se beneficia de él. Es un día para exigir nuestros derechos, en todos nuestros ámbitos de existencia, familiar, conyugal, maternal, laboral, sexual, etc.
Y el primero y más fundamental es con nuestro cuerpo, autentico templo que nos permite vivir, sentir y expresarnos, ya es hora de liberarnos de nuestras cadenas, de dar placer y mimar a nuestro cuerpo, de dejar de castigarlo negándole lo que necesita, con dietas y ropas que lo esclavizan en pos de un ideal de belleza impuesto con el único fin de enriquecer a unos pocos y mantener el control sobre nuestras mentes. Una de las armas más asequibles y menos reivindicada para empezar a desmontar el engranaje de explotación económica/social/sexual hacia nosotras, es la masturbación a solas o compartida. Masturbarse es una manera de reconocer nuestro cuerpo, de aprender a descubrir que nos gusta y que no, de facilitar los necesarios orgasmos, pero una masturbación que no sea solo genital, si no que vaya acompañada de caricias y tocamientos por el resto de nuestro cuerpo, para que este sienta que es amado, deseado, valorado.
Enseñar a nuestras parejas a masturbarnos, a que tengan la paciencia de esperar a nuestro orgasmo, y si es el caso de que seas multiorgásmica, a disfrutar la penetración tras un orgasmo por estimulación manual u oral, a que nos masturben sin esperar contrapartida, a retrasar su eyaculación para poder tener nuestro orgasmo si es necesario y un sinfín de prácticas que nos sitúen en un nivel de igual a igual con nuestras parejas.
Conquistemos la igualdad en nuestra intimidad para así poder extenderla a todos los niveles.
No soy tu objeto, no soy tu diversión, no soy tu violada, no eres mi dueño, mi vida no te pertenece, soy un ser libre y amoroso dispuesto a vivir mi vida de la forma más satisfactoria para mí. Y por eso hoy me masturbo, sola o en compañía, pero sólo para darme el placer que me merezco y no para excitarte.

Uno de los iconos de la revolución sexual de los 70 fue el rechazo al sujetador, décadas después es casi imposible ver a alguna mujer, no modelo en una pasarela, sin él; todo lo contrario la obligación es resaltar el pecho, y mostrarlo en la playa para disfrute de muchos. Sistema patriarcal que fagocita y readapta las luchas emancipadoras de cualquier tipo. La libertad sexual que trajo para las mujeres, en opinión de algunas feministas, ha terminado convirtiéndose en una mayor accesibilidad de las mujeres para satisfacer los deseos sexuales de los hombres, en una obligación para no ser tildada de mojigatas, de putas a monjas, sin término medio, esa es nuestra calificación para los hombres. Por eso tu libertad sexual sólo puede venir de que folles más como a ti te gusta, sin miedo a expresar tus deseos sexuales pero sin permitir que te usen. Por eso hoy mujer acaricia tu cuerpo, mastúrbate, usa objetos o juguetes sexuales y si tienes pareja ponle límites, hazte respetar, empieza la revolución en tu intimidad, una revolución sexual, familiar, económica y social liberadora.

Vanexxa: Cuentos chinos









Y para calentar, relato erótico/esotérico:

SE LIBRE, AMA Y SE FELIZ.

sábado, 4 de marzo de 2017

¿Dónde andas, esquiva soledad?

Te busco en mi interior, más no te encuentro. Tú, inseparable compañera de años de desdicha, ¿por qué me abandonas? O es acaso que soy yo el que de nuevo me engaño, yo mezquino y traicionero que juegas conmigo y me haces creer real lo efímeramente falso.
¿Dónde está el vacío que insuflaba mi alma? Te perdí y perdí mi sentido, mi guía, mi vivir. Quedé sin anhelo. Me quieren, ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
Te espero, como al azul del doble click, más este no se produce, me niegas tu lectura, sólo te pido tan sólo eso… aunque después siempre vienen otras peticiones. Busco tu atención sin saber por qué, esfuerzo inútil, ante la falta de soledad.
La paloma mensajera de mi amor voló, un halcón moteó de sangre su blanco plumaje, más esa sangre no era suya, sangre de rapaz que no pudo soportar la belleza del mensaje.
Te busco y no te encuentro, ya no estás en mí, sin embargo me rondas, cantando tu lúgubre canción, pero no te puedo escuchar, con lo bella que siempre me pareció tu canción.
Paseo entre la muchedumbre, que bebe, ríe y produce ruidos, con una sonrisa en la cara, feliz, sin motivo, con una felicidad que a diferencia de la provocada por el alcohol o las drogas no da ganas de hacer tonterías, solo de estar.
No echo de menos nada, pero tú no estás y ni siquiera me doy cuenta. El vértigo del vació de tu ausencia es ocupado por la serenidad del presente, pero ese no soy yo, no era yo y se me olvidó recordar cómo era.
¿Vivir sin soledad es posible? Vivir es posible, lo demás son todo añadidos.

Tu risa, se escucha en mis recuerdos. Sí tuviera memoria podrías reír siempre para mí.






viernes, 3 de marzo de 2017

A mi amigo Jean Nicolá

Manos de acero, corazón de fuego.
Tu fuego mágico calienta sin quemar,     
dorando los corazones que tus manos ven pasar.
Manos de yunque, tacto de seda,
cuerpos vibrando bajo tu piel.
Recital de voces cantando alabanzas,
sonrisas rítmicas de relajación.
Paz y cautela en el azaroso despertar,
pasos firmes hollando la tierra
y una cadena de corazones esparcidos sin mirar.

A Jean Nicolas Riehm, osteópata y muchas cosas más,
pero sobre todo ser humano.

Para conocer más sobre su trabajo: Clínica natural de salud







jueves, 2 de marzo de 2017

Me has dado mucha vida

Ayer hablando por teléfono con una amiga, que se ha ido a Suiza arrastrada por los vientos del amor, me dijo esa frase, "me has dado mucha vida", y yo pensé en si no habría sido ella la que me había dado vida a mi. Ella, agradecida, tras un par de años de tratarse conmigo, con baños de sonido y luz, con terapia personalizada, con sanación de amor y asistiendo a mi Escuela de Médiums/Luz ha dado un giro radical y escasamente esperado en el marasmo existencial en el que se encontraba hace varios años, sintiéndose una mujer fuerte, segura y decidida, lo que es una alegría para mi.

Realmente y siendo sincero yo solo he sido un facilitador, un guía o un maestro, como ella me dice con un poco de guasa, y el mérito es suyo, por su confianza, su esfuerzo y su actitud abierta y flexible a nuestro trabajo. Y esa confianza puesta en mi, para mi también ha significado un regalo, ella también me ha dado mucha vida y ganas para seguir cuando pasaban semanas en blanco.

No hay milagros ni recetas mágicas, sólo el trabajo propio puede dar sus frutos, el sanador sólo puede predisponer a la otra persona, al final el éxito y el mérito de ese éxito corresponde a la persona que cambia su neurótica forma de ver la vida.







lunes, 20 de febrero de 2017

La desazón

Ya es de día, pero te rebujas en la cama, el despertador no ha sonado, pero tú lo pusiste, es seguro. Pero bajo ningún concepto vas a comprobarlo. Te da igual la hora que sea, para qué te vas a levantar.
Pero hay claridad, quizás no pusiste el despertador, te acurrucas más entre las sabanas en posición fetal, seguro que es una pulsión de tu embarazo, cuando estabas en el vientre de mama, entonces tampoco querías salir, ¿para qué, para sufrir?
Te das la vuelta entre las cálidas sabanas polares y te esfuerzas en mantener los ojos cerrados, pero hay claridad y el despertador no ha sonado. Te da igual, si no suena nunca más mejor.
Buscas el esquivo sueño, quieres dormir y olvidar, olvidarlo todo, la vida, los temores, los deseos, te has esforzado mucho por olvidar, pero la claridad sigue ahí. De pequeño tampoco te querías levantar, bueno mejor dicho deseabas no despertar del sueño de la noche, para no tener que ir a ese horrible colegio, pero ahora no tienes que ir a ningún lado, sólo tienes que vivir.
Pero el despertador no suena y si no lo pusiste, mejor, así no tendrás que obligarte a vivir.

Al final sonó, no te habías olvidado de ponerlo, ni se había quedado el móvil sin batería, tu siempre tan meticuloso…









El dragón y la margarita

Había una vez un feroz dragón que la vida o el mismo habían encadenado, es algo que no sabemos a ciencia cierta. Asomaba fuera de una cueva y gruesas cadenas rodeaban todo su cuerpo impidiéndole volar.
Un día un valeroso caballero lo descubrió, y vio en él algo que jamás nadie había visto antes. En su pecho, en el centro de su corazón. Estaba la llave qué abría el candado que amarraba sus cadenas.
Enamorado de la belleza de sus alas, fuertes y coloridas, el caballero soñaba con liberar al dragón y que esté lo llevaba allí donde la vista no alcanza, al más alto cielo, traspasando las nubes y descubriendo a la divinidad.
El caballero cuidaba al dragón, visitándole a diario para darle de comer y beber, y gracias a él el dragón sobrevivía. Con dulces palabras le hablaba de la llave de su corazón, pero el dragón no entendía, pues era un dragón y no comprendía las nobles intenciones del humano.
Pensando que con amarlo era suficiente el caballero se acercó al dragón como nunca antes lo había hecho intentando tocar su corazón, pero este le rehuía. Intentando hacerle comprender sin acercarse con su lanza quiso señalarle el corazón, el dragón se asustó aún más y forcejeando con sus cadenas intentó elevarse cayendo hacia adelante, clavándose la punta de la lanza, empezando su corazón a sangrar, el dolor le hacía retorcerse clavándole aún más sus cadenas. El dragón hizo lo que todos los dragones hacen, lanzó una llamarada que hirió y chamuscó al caballero.
Varias veces lo intentó ocurriendo lo mismo una y otra vez, las cadenas se apretaban más y el caballero aumentaba la gravedad de sus heridas, terminando por caer exhausto junto al dragón. Este enamorado del caballero se acurrucó a su lado intentando protegerlo, hasta que él también quedó dormido y soñó, un sueño que el caballero jamás entendería.
En su sueño el dragón sentía como las cadenas se tensaban y el dolor que le producían, se dejaba sentir y se abandonaba al dolor, desapareciendo esté. El dragón se preguntaba si eso era una rendición o por el contrario era aceptar la situación. En sus sueños se veía como él creía que era realmente, se despertó azorado y miró al caballero malherido a su lado, sin saber por qué sintió un dolor nuevo, no era físico, era su corazón sufriendo porque él no podría volar nunca tan alto como deseaba el caballero, él sólo quería ser una flor, y aunque fuera la más bella del universo eso no colmaría los anhelos del caballero. Lágrimas por la mutua incomprensión brotaron de sus ojos, corriendo a través de su hocico para regar la chamuscada piel del caballero, el dragón lloró de forma desconsolada por el daño que le habían causado sus padres por hacerlo un dragón temido y odiado por los hombres y por la estupidez de los hombres que lo habían encadenado de tal modo, mientras lloraba no se daba cuenta que sus lágrimas de amor iban curando las heridas del caballero, tal era su desazón que cayo inconsciente sobre su amado.
Y volvió a soñar, una inmensa luz bajaba del cielo envolviéndolo permitiéndole expresar su verdadera naturaleza, era una preciosa margarita y las cadenas cayeron pues ya nada podía amarrarla, brillaba y brillaba radiante haciendo realidad su más profundo anhelo.
Despertó al sentir un movimiento, se sorprendió de que el caballero luchará para liberarse del peso de su cabeza, él era liviano como una flor, pero el temor en la cara del caballero mientras se alejaba le devolvió a la realidad, no era una flor y nunca sería una margarita porque sólo era un dragón, un aullido retumbó en el valle y el caballero huyó despavorido.
El dragón decidió dejar de luchar y se acurrucó en el suelo, días después se levantó acuciado por el hambre y la sed, el sonido del agua de las cascadas del profundo valle le despertaban el deseo. Se dio cuenta que al estar más delgado las cadenas ya no le apretaban tanto, se movían un poco, quizás pudiera soltarlas, pero sus forcejeos no daban resultado.
Observó que la sangre que brotó de su corazón había desecho parte de su candado y que apenas mantenía unidas las cadenas, con cuidado lo mordió hasta que se deshizo por completo, pero para su sorpresa no podía liberarse aún, las cadenas seguían enrolladas a su cuerpo, cansado y desfallecido se durmió de nuevo y tuvo una pesadilla, soñó que unas cadenas se enrollaban una y otra vez alrededor de su cuerpo, hombres que gritaban y festejaban su infortunio y no cesaba de ver anclajes en la pared de la oscura cueva donde no le gustaba entrar.
Se despertó con un brillo diferente en los ojos y miró hacia el interior de la cueva, tensó sus cadenas y empezó a girar sobre sí mismo, para su sorpresa se soltaron algunas vueltas de sus cadenas y puso liberar un ala, el dolor le hizo caer al suelo, pero allí no pudo dejar de rodar, y no sin dificultad pudo liberar otra ala, se veía ya libre pero un cruce de las cadenas no terminaba de liberarse, manteniendo su torso aprisionado, saltó, bailo, giró pero el nudo seguía firme, pensó en el caballero, si estuviera allí seguro que le ayudaría, como no sabía su nombre aulló y sus aullidos se escucharon en todas las montañas pero el caballero no volvió.
De nuevo sus lágrimas brotaron y rodaron por su cuerpo humedeciendo el nudo de las cadenas, el óxido que las mantenía unidas se fue disolviendo y estás terminaron por caer, pero ya el dragón había perdido el sentido agotado y extenuado por la lucha y la falta de alimento.
Estaba libre pero en sus sueños seguía preso porque era un dragón y el quería ser una cándida margarita.
Unos días después el caballero volvió atraído por los lamentos del dragón y al verlo en tal mal estado, lo alimentó y le dio de beber con su boca, pues el dragón apenas podía tragar. Cuando ya por fin pudo comer y beber por sí sólo, le dejo abundante comida y bebida para que terminara de recuperase y se alejó de la cueva.

Una vez recuperado el dragón comenzó a volar por el valle para fortalecer sus alas, cuando estuvo preparado siguió el rastro del caballero, sembrando el terror por las aldeas que pasaba sólo con su presencia, aunque él fuera de lo más pacífico. Por fin en un cabaña abandonada encontró al caballero y le hizo entender que quería que montara en él, pero el caballero se negó y le dio las gracias, el ya no quería volar para conocer a Dios no lo necesitaba tan sólo tenía que mirar en su interior y reconocer sus anhelos, deseos y temores. Se agachó y cogió una flor del suelo para entregársela al dragón, era una margarita, el dragón la tomó con su boca y se la comió, sabiéndole de lo más deliciosa.

A partir de una idea original de Susana.





viernes, 17 de febrero de 2017

La semilla del guerrero

Un árbol creció, y en sus ramas una flor nació, expandiendo su bello aroma.
Infinidad de insectos acudieron a libar su néctar, llevando su olor al mundo.
Sus hermosos pétalos comenzaron a caer, alfombrando el suelo, mientras un fruto crecía en el lugar de la flor.
Dulce y atractivo un animal lo comió, excretando sus semillas, un nuevo árbol nació.
De lo sucio y oscuro algo bello brotó.
La paz del guerrero reside en su corazón, brillando en la entrega y el amor,
Sintiendo y permitiendo sentir, mostrándose como es, en todo su esplendor
La paz del guerrero alimenta el fuego de su amor,

y todas las criaturas sintientes acuden a su calor.

A Salvador.