Manos de acero, corazón de fuego.
Tu fuego mágico calienta sin
quemar,
dorando los corazones que tus manos ven pasar.
Manos de yunque, tacto de seda,
cuerpos vibrando bajo tu piel.
Recital de voces cantando alabanzas,
sonrisas rítmicas de relajación.
Paz y cautela en el azaroso despertar,
pasos firmes hollando la tierra
y una cadena de corazones esparcidos sin mirar.
A Jean Nicolas Riehm, osteópata y muchas cosas más,
pero sobre todo ser humano.
Para conocer más sobre su trabajo: Clínica natural de salud
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