Nos
guste o no todas necesitamos más sexo, sobre todo de calidad, necesitamos
sentir el placer de ser acariciadas, de sentir unas cálidas manos acariciando
nuestro cuerpo, necesitamos sentirnos amadas en el sexo, ser tratadas con
respeto y sentir que nuestro ritmo y nuestras necesidades importan, necesitamos
sentir que no somos un objeto para usar ni una vagina para masturbarse en ella.
Necesitamos sentir que somos algo más que una máquina de placer o de producir
niñas, pero eso no nos lo va dar nadie, nadie nos lo va a conceder porque sea
justo o lo mejor para todos. Es algo que tenemos que conseguir nosotras, ganándonos
el respeto y luchando contra la dictadura patriarcal que convierte a las
mujeres, en siervas, sumisas y esclavas sexuales.
Necesitamos
ser mujeres valientes que matemos al príncipe azul en nuestro corazón, que
renunciemos al padre omnipotente y deseado que nos muestra el camino vital a
transitar y que nos permitamos disfrutar de nuestro cuerpo y de nuestra
libertad de elección. Que follemos con quien nos apetezca, cuando nos apetezca
y como nos apetezca, que si no queremos follar porque no nos apetece digamos un
alto y claro NO en cualquier ámbito de relación. Que no suframos más por no
tener pareja, por no encontrar a nuestro salvador, y disfrutemos de no tenerla
y si encontramos al amor en alguien independientemente de su sexo o condición,
que lo vivamos sin prejuicios ni temores y en completa libertad.
NO
SOMOS PROPIEDAD DE NADIE NI NADIE PUEDE SER NUESTRA PROPIEDAD y eso va por
padres, madres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, amigos, amigas, parejas, etc.
El único camino a la felicidad del ser humano es ser libre y amar, en todos los
sentidos y con todas las consecuencias.
Y si
tienes miedo a la libertad y al amor o crees que no hay nada de valor en ti,
puedes seguir dejando que se aprovechen de ti, que te usen, teniendo sexo por
obligación o por no quedar mal, cumpliendo tus deberes conyugales, fingiendo
orgasmos o conformándote sin tenerlos y seguir siguiendo un ser humano de 2º
orden.
Sin
lucha, sin enfrentarse a la dictadura social y a nuestros miedos, nunca hay
cambios y cuando los hay el sistema siempre encuentra la forma de domesticarlo,
como este 8 de marzo día de la mujer trabajadora transformado en el día de la
mujer, tanto de la inmensa mayoría explotada por el patriarcado capitalista
como de la minoría que colabora y se beneficia de él. Es un día para exigir
nuestros derechos, en todos nuestros ámbitos de existencia, familiar, conyugal,
maternal, laboral, sexual, etc.
Y el
primero y más fundamental es con nuestro cuerpo, autentico templo que nos
permite vivir, sentir y expresarnos, ya es hora de liberarnos de nuestras cadenas,
de dar placer y mimar a nuestro cuerpo, de dejar de castigarlo negándole lo que
necesita, con dietas y ropas que lo esclavizan en pos de un ideal de belleza
impuesto con el único fin de enriquecer a unos pocos y mantener el control
sobre nuestras mentes. Una de las armas más asequibles y menos reivindicada
para empezar a desmontar el engranaje de explotación económica/social/sexual
hacia nosotras, es la masturbación a solas o compartida. Masturbarse es una
manera de reconocer nuestro cuerpo, de aprender a descubrir que nos gusta y que
no, de facilitar los necesarios orgasmos, pero una masturbación que no sea solo
genital, si no que vaya acompañada de caricias y tocamientos por el resto de
nuestro cuerpo, para que este sienta que es amado, deseado, valorado.
Enseñar
a nuestras parejas a masturbarnos, a que tengan la paciencia de esperar a
nuestro orgasmo, y si es el caso de que seas multiorgásmica, a disfrutar la
penetración tras un orgasmo por estimulación manual u oral, a que nos masturben
sin esperar contrapartida, a retrasar su eyaculación para poder tener nuestro
orgasmo si es necesario y un sinfín de prácticas que nos sitúen en un nivel de
igual a igual con nuestras parejas.
Conquistemos
la igualdad en nuestra intimidad para así poder extenderla a todos los niveles.
No soy
tu objeto, no soy tu diversión, no soy tu violada, no eres mi dueño, mi vida no
te pertenece, soy un ser libre y amoroso dispuesto a vivir mi vida de la forma
más satisfactoria para mí. Y por eso hoy me masturbo, sola o en compañía, pero
sólo para darme el placer que me merezco y no para excitarte.
Uno de
los iconos de la revolución sexual de los 70 fue el rechazo al sujetador,
décadas después es casi imposible ver a alguna mujer, no modelo en una
pasarela, sin él; todo lo contrario la obligación es resaltar el pecho, y
mostrarlo en la playa para disfrute de muchos. Sistema patriarcal que fagocita
y readapta las luchas emancipadoras de cualquier tipo. La libertad sexual que
trajo para las mujeres, en opinión de algunas feministas, ha terminado convirtiéndose
en una mayor accesibilidad de las mujeres para satisfacer los deseos sexuales
de los hombres, en una obligación para no ser tildada de mojigatas, de putas a
monjas, sin término medio, esa es nuestra calificación para los hombres. Por
eso tu libertad sexual sólo puede venir de que folles más como a ti te gusta,
sin miedo a expresar tus deseos sexuales pero sin permitir que te usen. Por eso
hoy mujer acaricia tu cuerpo, mastúrbate, usa objetos o juguetes sexuales y si
tienes pareja ponle límites, hazte respetar, empieza la revolución en tu
intimidad, una revolución sexual, familiar, económica y social liberadora.
Vanexxa: Cuentos chinos
Y para calentar, relato erótico/esotérico:
SE LIBRE, AMA Y SE FELIZ.
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