Hay dos tipos de seres espirituales que se encuentran apegados a la tierra y que no pueden abandonarla a voluntad, a no ser que reciban ayuda para que comprendan su situación. Son los espíritus perdidos que no han realizado correctamente su tránsito después de morir físicamente, y los espíritus burlones, malvados, comúnmente conocidos como demonios y que a mí me gusta llamar horribles por su aspecto.
Los espíritus perdidos son los clásicos que son ayudados en las sesiones de espiritismo a terminar correctamente su tránsito después de morir. Suelen estar perdidos porque no se han dado cuenta de su fallecimiento o no han aceptado su muerte por infinidad de motivos. Durante su estancia en este estado suelen prolongar el sufrimiento que tenían en el momento justo de morir. Por eso es tan importante que dejemos de tratar el hecho biológico de la muerte como un tabú.
Los espíritus horribles o burlones, son seres que cuando estaban encarnados se guiaban por la maldad y causaron mucho daño a sus semejantes. Al morir se consideraban tan poco dignos y albergaban tanta culpa y odio hacía ellos mismos que se fabrican un infierno particular del que se niegan a salir. Así ha sido hasta que algunos hemos empezado a hablar con ellos y a convencerlos, con la ayuda y la inspiración de los espíritus maestros, para que se reencarnen de nuevo e intenten retomar el camino correcto y comiencen a pagar sus deudas con la humanidad.
Hay muchos más tipos de espíritus que se manifiestan junto a nosotros, pero estos lo hacen voluntariamente y siempre para ayudarnos. Son los espíritus-guías, los sanadores que colaboran con nosotros cuando decidimos hacer sanaciones, los recogealmas que acompañan a las almas perdidas una vez abandonan su confusión, los guardias que vigilan a los horribles e intentan que no se desmanden en exceso. Estos son los que yo conozco pero seguro que hay muchos más.
A Misael, Isaac, Tomas y Simeon.
2 comentarios:
Muy claro. Gracias !!! Juli
Yo quiero hacer un comentario sobre los espíritus burlones o malintencionados. Es una experiencia propia. Aparte de los muchos que tengo pegados, tuve uno que me hacía la vida imposible: decía ser el demonio, me despertaba, me miraba con odio, me hacía pesadillas donde lo veía a él y muchas otras cosas más que no tenían nada de bueno. Hice el primer nivel de reiki y ese espíritu en concreto hizo lo que nunca me esperé, que fue decidirse ir a la luz por voluntad propia, porque yo nunca lo logré convencer. Y pasó a la luz. Vi cómo lo hizo. Nunca supe por qué cambió de idea ni cómo le fue tan fácil hacerlo, sobre todo después de ver cómo me hacía la vida imposible.
Publicar un comentario