Hacía tiempo que no escribía sobre el karma, la entrada de Grandes penas me lo ha recordado.
Cuando nos encarnamos y escogemos a nuestros padres para que nos conciban, nos damos la oportunidad de liberar nuestro karma, que simplificando son las consecuencias de nuestros actos y las deudas inherentes que tenemos que saldar.
Pero además de nuestro karma individual, en el momento de nuestra concepción, asumimos sobre nuestras espaldas, el karma de nuestra familia, de nuestra localidad (Que se lo digan a los gaditas), de nuestra región, de nuestra etnia (si todavía tenemos concepto de etnia), de nuestro país, de nuestra civilización, de nuestro planeta y del universo.
Casi nada, y para poder liberar todo este karma, primero tenemos que cesar en nuestra acumulación de karma, viviendo cada instante plenamente.
Y que me lo digan a mí con lo que disfrute este verano cuando España gano la Eurocopa…
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