Meditación ¿versus? Terapia

En el zen se dice que hacer zazen (meditar sentado) es conocerse a uno mismo, conocerse a uno mismo hasta hacerte intimo contigo mismo, y por ultimo olvidarse de uno mismo.

Como ya he comentado otras veces, a través de la meditación podemos identificar nuestros conflictos, los caracteres traumáticos de nuestra personalidad, y liberarnos de la esclavitud de nuestro karma.

Haciendo terapia tambien podemos llegar a un resultado similar en cuanto a la resolución de los traumas inconscientes que nos provocan comportamientos repetitivos y nos impiden dejar de sufrir.

Pero no son caminos excluyentes, sino que muchas veces se complementan, y pueden tener un efecto sinérgico en nuestro desarrollo espiritual. Muchas veces nuestras heridas son tan importantes que nuestra dispersión mental es tan grande que nos vemos impedidos a meditar o realizar cualquier trabajo espiritual, y a su vez una practica meditativa contribuye a que la terapia sea mucho más efectiva y diligente.

En mi caso, poniendo como ejemplo, sino hubiera hecho previamente una terapía convencional, no me hubiera podido sentar a meditar y de hecho fue esa terapia la que me convenció para dirigir mi vida hacia temas espirituales. Posteriormente el meditar me permitió aprovechar al máximo las sesiones de terapia regresiva que realizé, llegando a guiarme por mi mismo y abriendome a un mundo infinito, dentro y fuera de mi mente. Pero a su vez hacer regresiones me hizo dar un salto de calidad en mi practica espiritual en una danza donde no se sabe que empuja a que.

Y ultimamente hay contadas ocasiones en que me olvido de mi mismo, y no os podeis imaginar el descanso que supone.

A José

P.D: Le dedico esta entrada a Jose porque esta reflexión me surgió tras conversar con él, y porque es una de esas personas con las que dialogar siempre es enriquecedor.