Al igual los seres humanos necesitamos explorar y experimentar nuestras miserias, nuestras pasiones, para poder dar el salto hacia nuestra verdadera naturaleza que no es indisociable de nuestro lado oscuro. Como ya escenifica esplendidamente el mito de la caverna, sin oscuridad no puede haber luz, y solo haciendonos intimos con nuestra oscuridad más absoluto, y por tanto desmontando sus patrones inconscientes, podemos brillar en total plenitud.
Y como repetía una y otra vez el maestro Deshimaru:
"A grandes bonnos, grandes Satoris"
"A grandes pasiones, grandes despertares"
"A grandes pasiones, grandes despertares"
Por eso cuando escucho alguien que habla de la oscuridad de otra persona, no puedo evitar interrumpirla, sobre todo si es durante un trabajo espiritual, y aunque se que me dejo llevar por mi lado oscuro, no por eso voy a dejar de hacerlo, sino que tengo que esforzarme en hacerlo sin herir a nadie.
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