La patilla

Este fin de semana he estado en Barcelona, terminando mi formación en terapia regresiva, y he podido presenciar un hecho de esos llamados paranormales. A una compañera se le cayo unas gafas de sol al suelo y se le salto una de las patillas, pero al recogerlas las gafas del suelo la patilla no aparecia por ningún lado, miro en todos los rincones del bolso y solo nos falto cachearla.

Subo este suceso al blog, porque presencie todo lo que paso, como se cayeron las gafas, se separó la patilla y como la chica cogió del suelo las gafas y la patilla, pero al subir la mano me llamo la atención que hubo un salto en lo que veía, como cuando estas viendo una pelicula y hay un salto en los fotogramas, me pareció extraño pero no me llamo la atención hasta que empezó a decir que no encontraba la patilla. A lo que yo insistia que tenía que tenerla pues había visto como la cogía. Nada que ni david Coperfield, de la patilla nada más se supo.

Al rato comentó que estaba deseando que se le perdieran esas gafas... que casualidad, no se si esa fue la razón de tan extraña desaparición o que en el curso hay una concentración de brujas/os por metro cuadrado mayor que la de Salem, je, je, je...

Ahora lo que no puede ser tampoco casualidad, es que gracias al retraso de casi 5 horas de mi vuelo de Vueling, me haya leido del tirón el libro "La mente holotrópica" de Stanislav Grof, uno de los fundadores de la psicológia transpersonal, y en uno de sus apartados trata experiencias transpersonales que el llama psicoides, más conocidas como poltergeist, cuya traducción literal es "espíritus burlones", dentro de las que podriamos englobar la perdida de la patilla. Experiencias que tanto el como otros investigadores atribuyen a la  capacidad psíquica, de alguna persona presente, de modificar la materia y que para Grof es una de las pruebas de que es la conciencia la que modela la materia y no al reves como ha creido la ciencia hasta hace poco.