Lentamente, pero de forma inexorable, el blog se aproxima
a su sexto aniversario y a sus trescientas mil visitas acumuladas.
Diferentes épocas de mi vida se ven reflejadas en él,
pero una única intención, la de transmitir mis experiencias, mis sentimientos y
mis reflexiones sobre la vida, por si a alguien pueden resultarles de interés.
Parece que ha sido así, por lo menos para algunas miles de personas.
Cambios en mi vida, mi desarrollo espiritual, mi
profesionalización como terapeuta y sanador, mi etapa, ya finalizada, de
trabajo esotérico, mi germinación como escritor, etc. se han visto reflejadas
en esta ventana al mundo de internet. Más de 500 entradas dan fe de ello.
Ahora mismo mi camino vital me lleva a centrarme en la espiritualidad
genuina, como algunos habréis descubierto por el tono de mis entradas más
recientes. No se trata de renegar de nada sino de superar una etapa, la del
esoterismo, el mundo del más allá, la de llevar la luz a tanta oscuridad que
nos rodea y disipar la niebla de confusión que existe sobre todo lo esotérico.
No es mi intención dejar nada de lado, pero una vez
revelados los aspectos más importantes de todo lo existente más allá de la
realidad consensuada, siento como fundamental en mi andadura centrarme en la
vida, en nuestra vida. En llenar mi vida de amor y de sentido y transmitir a
otros la posibilidad de experimentar el amor y la plenitud en nuestras vidas.
Sin dejar nada atrás, es decir, exprimiendo al máximo
todo mi bagaje experiencial de estos años, paso a dar especial peso en mi vida
a la contemplación y a la compasión, únicas vías posibles para nuestro
despertar a nuestra auténtica naturaleza de seres divinos dotados de cuerpo,
mente y espíritu.
En el fondo de una ciénaga infecta unas raicillas
pertenecientes a una planta acuática obtiene su alimento para producir una
hermosa y grande flor blanca, la flor de loto, que a pesar de buscar su
alimento en la más profunda oscuridad sólo puede florecer al calor del sol.
Nosotros podemos florecer del mismo modo esparciendo
nuestro aroma sin importarnos quien lo recibe.
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