En insospechados rincones de la mente mora el señor del
bien y del mal.
Beatífica maldad, maléfica bondad, conexión a la fuente
primigenia creadora de luz y oscuridad.
La locura me muestra el camino de la verdad, la cordura
navega en el mar de la falsedad.
Creencias y patrones de voluntad, mezquinos mercaderes en
el templo de la humanidad.
La paz florece bajo las estrellas del ocaso, el Sol
ilumina el alba de una noche sin oscuridad.
Tu sexo húmedo y cálido me habla de ternura y humanidad.
Mi cuerpo responde, mi mente confirma y mi espíritu
insufla mi alma sin dualidad.
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