Estaba más nervioso de lo
normal, y sabía porque; la causa mi siguiente paciente, Krystal, se me hacía la
boca agua solo de pensar en ella. Su nombre es tan sensual cuando lo pronuncia
con esa “s” tan larga, impropia de nuestra pronunciación; parece que la miel se
le sale de los labios cuando lo pronuncia.
La verdad que eso era
Krystal, un dulce, a sus recién cumplidos 26 años, llevaba varios meses
viniendo a mi consulta de Reiki, era la típica noreuropea, rubia, piel clara,
ojos azules, y lo peor o lo mejor, según se mire un cuerpo escultural. Parecía
que había bajado directamente del Olimpo, o del infierno para hacerme sufrir.
Estoy sudando y el aire acondicionado está a tope. Siempre me han puesto
nervioso las mujeres atractivas y aunque siempre pongo especial cuidado en no
tocar zonas sensibles, el contacto de mis manos sobre su cuerpo me hace sentir
un poco incomodo.
Pero con Krystal, era
diferente, era algo más que incomodidad, despierta en mí un deseo sexual
intenso que me cuesta obviar; aunque como buen profesional me encargo de
disimular. La verdad que era una paciente excelente, había descubierto la
espiritualidad y nuestras costas, como otras tantas chicas del norte, en una
estancia Erasmus. Y había decidido quedarse a aprender español, aprovechando
para disfrutar de nuestro sol abundante, tan escaso en su Escocia natal.
Me sobresalto, es el
timbre de la puerta. Joder me digo mientras tomo aire. No tenía ningún problema
especial o enfermedad, más allá de los clásico problemas con los padres, acudía
a mí para encontrarse cada vez mejor y abrirse a ese mundo nuevo y fascinante
para ella de la espiritualidad; incluso llevaba varias semanas acudiendo a un
grupo de meditación Zen que le recomendé.
Sabía que tenía
ascendente sobre ella, y que le gustaba escucharme con cara de devoción, pero
siempre me dije que sería como un padre para ella por lo del Edipo y por los
más de 15 años que le sacaba; por eso a pesar de las ganas nunca le había
propuesto quedar fuera de la consulta; además de por ética profesional.
Tomé el mango de la
puerta, mierda tengo las manos húmedas, me las limpio en la bata antes de
abrir.
“Hola Kryss”, dije
intentando alargar al máximo la s como ella decía que la llamaban en su tierra,
su Escocia natal; ni que decir tiene que al verla la s se me escurrió garganta
abajo pronunciando su nombre al más puro estilo andaluz. Bien empezamos.
Allí estaba deslumbrante,
como su sonrisa, tenía pinta de venir de la playa, yo ya sabía que tomaba el
sol en toples, pero su escotado traje de tirantitos me lo confirmaba
evidentemente. Normalmente solía venir en ropa deportiva, ajustada por “desgracia”,
pero deportiva, a la consulta. Pero hoy venía con un ligero y a mi entender
minúsculo traje de tirantes, que apenas le cubría los muslos.
“Pasa, ¿Cómo estás?”
mientras se escurría a mi lado sonriendo. “Un poco dormida, vengo de la playa y
me he relajado bastante, por eso he llegado un poco tarde, perdona.” Escuchaba
sus palabras aguantando a duras penas la mirada en sus preciosos ojos. -No te
pongas en evidencia. Joder porque se me ocurriría en la última sesión decirle
que a ser posible y si no le ponía incomoda viniera sin sujetador, para poder
trabajarle mejor el Chakra del corazón. Por lo que veía, aunque prefería no
mirar, sus pechos me lo iban a poner difícil para poner la mano en esa zona.
Pensaba que tanta exuberancia era responsabilidad del sujetador y que sin
sujetador podría acercar más la mano a ese Chakra. Estaba claro que sus
redondos y erectos pechos no iban a dejar de ser un problema.-
“¿Te pasa algo?” mientras
me preguntaba me di cuenta que llevaba un rato ensimismado en mis pensamientos.
“No que va… Venga vamos para adentro.”
Pasó delante de mí sin
poder evitar fijarme como se le marcaban sus glúteos bajo el traje. Ay que
tortura, respire hondo y la seguí.
Después de comentarme
como le iba con la meditación y como se encontraba le pedí que se tumbara en la
camilla para empezar.
“Cierra los ojos y
respira hondo” le dije; yo hice lo mismo y me puse en actitud de convertirme en
canal de la energía del universo.
Me senté delante de su
cabeza y puse mis manos sobre ella; la energía empezó a circular con intensidad;
la verdad que era de esas pacientes con la cual la conexión energética era muy
rápida e intensa. Suspira, sabía que comenzaba a sentir la energía
recorriéndola pues era muy sensible. Mientras miraba su frente, sus cejas
perfectamente perfiladas, podía ver sus ojos moviéndose ligeramente
lateralmente bajo sus parpados, entraba en trance. Me recreaba en los poros de
la piel de su rostro, era tan hermosa y tenía tanta luz; sus avances en la
meditación eran asombrosos, siempre me pareció bastante serena pero con el
trabajo que estábamos haciendo había ido dejando de ser tan superficial y cada
vez la veía más madura y centrad, con una visión muy clara de la vida. Aunque
ella se reía le había dicho más de una vez que parecía que había nacido
meditada.
Fui cambiando las manos
por su cabeza, sentía como la energía salía por toda la superficie de mis
manos, como otras veces la sensación era tan intensa que a veces parecía
dolorosa. Su respiración era cada vez más profunda y relajada, el movimiento de
sus pupilas me hacía ver que su trance era profundo y estaba totalmente
conectada a la energía divina, sin resistencias.
Cuando puse mis manos
sobre su delicado cuello, me fije en sus pechos, desde aquí arriba puedo verlos
casi por completos, no ha venido muy tapada. Ya que se me había olvidado, al
concentrarme en la sanación; no pude evitar cerrar las piernas apretando mi
sexo, un tic reflejo que hago cuando siento mucha excitación.
No podía apartar la
mirada de sus preciosas tetas, evidentemente no podría dejar caer la mano sobre
el Chakra del corazón.
Voy a ponerme de pie
junto a ella y lo haré como siempre. Me sitúo a su lado y pongo las manos sobre
la parte superior de su pecho a unos centímetros de distancia sobre su piel.
Creo que será mejor que cierre los ojos un rato, me digo mientras recorro su
cuerpo con la mirada, tiene unas piernas preciosas y unos pies bonitos, siempre
me fijo en los pies de la gente, me gustan los delicados pies femeninos.
Me estoy desconcentrando,
demasiado sexy para mi, imagino que empiezo a acariciar su cuerpo. Es como si
mi energía recorriera su piel empezando por sus costados bajando por el lateral
de sus caderas y sus piernas. No puede ser me estoy empalmando, siento como mi
posesión más preciada empieza a tomar vida.
Hay que parar esto, pero
no puedo. ¿Será verdad que mi energía la acaricia?, aunque mis manos no la
tocan puedo sentir como envuelvo sus pechos, rozando sus pezones, es como si
sintiera su tersura entre mis manos. Cierro los ojos, creo que voy a echarlo
todo a perder, muevo las manos y las coloco sobre su estomago y su vientre.
Evidentemente están más húmedas de lo normal, se va a dar cuenta de mi
nerviosismo, de que pasa algo raro. Abro los ojos y la miro para ver si tiene
alguna expresión de desagrado; sorpresa, está como siempre con una media
sonrisa, disfrutando de la energía celeste.
Me estoy volviendo loco,
me lo debo de estar imaginando. -No te lo estás imaginando, está pasando-. Una
voz resuena en mi mente, mientras frente a mí un espíritu sanador asiente, no
lo había visto otras veces, por lo menos con esa forma. Ahora que me fijo, hoy
ahí aquí más gente trabajando de la cuenta. Muchos espíritus y su guía se ha
situado sobre su cabeza susurrándole.
De pronto siento una
energía muy fuerte detrás mía, me estremezco, ya se de otras veces lo que
significa un guía o un espíritu sanador entra en mi energía para hacer más
intensa la sanación. Siento gran amor, mis miedos y angustias se desvanecen,
abro los ojos y la miro con amor, el deseo se duerme, siento una gran compasión
y me digo -Mi niña-, como otras veces en la misma situación.
Dejo caer mi mano
verticalmente sobre su Chakra del corazón, intentando tocar lo mínimo sus
tetas, lo que consigo a duras penas, empiezo a presionar girándola en el
sentido de las agujas del reloj para abrirlo. Se estremece. Coloco la otra mano
bajo su ombligo, justo encima de su pubis con el mismo movimiento; al momento
como una llamarada de energía sexual asciende desde mi sexo e intenta llegar a
mi cabeza. Ella se retuerce en la camilla gimiendo levemente. No me puedo creer
que sienta lo mismo.
La miro con deseo, mi
energía la recorre de arriba abajo, acariciando sus cabellos, sus labios, su
cuello, sus pezones, su vientre, sus muslos, sus pies y de ahí de nuevo paras
arriba. Estoy mojando mi slip, a que se me va a ver. Ella cierra las piernas y
sus gemidos son cada vez más sonoros.
No puedo parar, como
quien no quiere la cosa, amplio el movimiento de mis manos, poco a poco voy
rozando su pubis y abarcando un poco sus tetas. No parece que le disguste, de
perdidos al río. Me reprimo de hacer evidente el magreo de sus tetas, pero
comienzo a bajar la mano por su pubis, al principio levemente, después
ostensiblemente. Las yemas de mis dedos se acercan al sexo, no puedo creerlo la
tela está húmeda. Introduzco mis dedos entre sus piernas que se abren
levemente, aprieto su sexo, siento como está completamente mojada; aunque con
cautela recorro su sexo y su pubis con la mano apretando rítmicamente. Su sexo
está ardiendo, deja que mi mano recorra toda su entrepierna; me concentro en
que su energía sexual circule, ascendiendo hacía su corazón. Empiezo a besar y
soplar en su Chakra del corazón, recorro con mi rostro su pecho. Siento que se
abre como una flor, la energía sexual se despierta y fluye por sus chakras, sus
gemidos son ostentosos.
Introduzco mi mano bajo
el trajecito, sus bragas completamente mojadas son la única barrera hacía su
vagina, puedo sentir su vello púbico. De pronto hace ademán de quitárselas,
está hecho, mientras le acaricio las tetas bajo la ropa le quito las bragas; su
clítoris duro y erecto me está esperando y a mí no me gusta hacer esperar.
Alternativamente presiono su clítoris e introduzco las yemas de mis dedos en su
vagina, sus piernas están completamente abiertas, el interior de sus muslos
mojados. Bajo un poco más la mano para juguetear con su ano, se estremece de
placer; sus jugos vaginales chorrean entre sus glúteos.
Bueno es hora de ver esos
pechos libres, le bajo los tirantes sin parar de masturbarla, ¡Que buena está!,
para comérsela, dicho y hecho, le succiono los pezones, los mordisqueo, lamo su
dulce piel; cada vez está más excitada, emite ligeros gritos, su vagina se abre
como una flor, el orgasmo está cerca, sus caderas cabalgan.
No paro, la beso en los
labios, se abre su boca, introduzco mi lengua con un poco de reparo, la suya se
enlaza a la mía con pasión. Aprieta los muslos, su clítoris empieza a moverse,
se retuerce, espasmos, me clava las uñas, el orgasmo está aquí, no retiro mi
boca de la suya, quiero recibir la oleada de la energía de su orgasmo. Se vuelve loca, llega el orgasmo, no puede
gritar con mi lengua dentro de su boca, aspiro el aire que exhala, intento que
la energía de su orgasmo pase a mí. Su clítoris cabalga como un caballo
desbocado, las oleadas del orgasmos se expanden muscularmente hasta su estomago.
Quiere liberarse de mi boca, agita la cabeza, muerde mi lengua, me clava las
uñas. Una oleada de calor entra por mi boca quemándome la garganta y el pecho,
me separo sin dejar de tocar su entrepierna, respiro hondo intento que la
energía baje hasta mi sexo, estoy gimiendo en un semiorgasmo.
El estaxis cede, sus
sacudidas se van suavizando, acaricio los labios de su vagina, su perineo,
mientras le beso el cuello, mordisqueo el lóbulo de su oreja, recorro su cuello
con mi lengua. Introduzco un dedo en su vagina, está húmeda, caliente y
completamente dilatada, la recorro mientras sigue gimiendo aunque haya cesado
el orgasmo.
Me encanta besar sus
pechos, lamerlos, chuparles los pezones; ella se agarra a la camilla. Parece
que lo encontré, doy golpecitos sobre la parte superior de la cara interna de
la vagina, sus gemidos aumentan en intensidad, se está corriendo de nuevo.
Después de un rato, le
hablo: “Respira hondo Kry, lleva la energía del orgasmo hacía arriba”, sus
gemidos aumentas los músculos de su vientre se agitan al ritmo del orgasmo,
pierde el control del diafragma, todo su torso se mueve con cada golpe de mi
dedo; poniéndole la mano en la cabeza, le digo que lleve el orgasmo hasta allí,
comienza a gritar, las lagrimas le corren por las mejillas. Lleva varios
minutos corriéndose, empiezo a gemir, su orgasmo es el mío. Me duele el pene
bajo la ropa, a duras penas consigo quitarme el pantalón y el slip. Pongo su
mano sobre mi pene duro y erecto, lo agarra con firmeza, lo aprieta con fuerza,
pero no atina a moverlo, se convulsiona sobre la camilla; no importa me
transmite tanta calor con su mano, que empiezo a sentir la proximidad del
orgasmo, un poco de semen chorrea mojando sus dedos, intento evitar la
eyaculación respirando hondo y haciendo circular la energía.
De pronto caigo que ella
está subiendo la energía sin hacerla circular, veo que su rostro está colorado,
le va a estallar la cabeza. “Kry” le grito “escúchame tienes que hacer que la
energía baje desde tu cabeza hasta tu sexo, imagina que entra por tu Chakra
coronal y desciende hasta tu perineo”. Grita en realidad no para de gritar todo
el tiempo, le ayudo a hacer circular la energía, está empapada de sudor, me duele
el pene de lo que me lo aprieta pero me gusta. Creo que tendré que dejarla
descansar por hoy está bien y no es plan de matarla de gusto. Pero antes me voy
a dar el gusto de follarmela, saco el dedo y a duras penas me subo en la
camilla entre sus piernas.
Mi lingam penetra en el
templo de su yoni, húmedo, caliente y profundo, la camilla cruje, ¡A que se
rompe!. Se agarra a mis caderas, vuelve a correrse, estoy tan excitado que el
semen sube por mi pene, a duras penas bajando el ritmo de mis embestidas y con
la respiración consigo evitar la eyaculación. El orgasmo viene mientras mi
semen retrocede pene abajo, haciéndome sentir que eyaculo hacia mis genitales,
grito cabalgando con fuerza sobre las caderas de ella; nuestros gritos se
solapan rivalizando en intensidad, una llamarada de calor asciende desde mi
entrepierna hasta mi coronilla haciéndome sentir que mi cabeza explota en
fuegos artificiales; intento mantener una respiración profunda y amplia a duras
penas, la cabeza me duele no consigo bajar bien la energía. Poco a poco siento
como mi perineo se abre como una flor, expandiéndose por mis piernas el orgasmo
aumenta en intensidad a la par que nuestros movimientos.
No puedo más, después de
varios minutos necesito eyacular, me falta práctica. Saco mi polla de su cuerpo
y la hago girarse, necesito follarme ese culo, la levanta hasta ponerla a
gatas, mientras con una mano embadurno mi pene de aceite con la otra le unto
aceite en su empapado ano introduciéndole un poco las yemas de los dedos. Está
completamente receptiva, con cuidado presiona con mi polla su ano, gime
mientras se introduce con suavidad a duras penas consigo no eyacular durante la
introducción.
Una vez dentro empiezo a
moverme, nos corremos a la vez, me quema el pene, su ano es un horno de energía;
grita enloquecida yo aspiro la energía hacía mi sexo, hacía mi 2º Chakra. Mi
pene explota, el semen parece reventar la cabeza de mi sexo, mis alaridos
resuenan en la consulta, ella grita bajo mis embestidas, seguimos corriéndonos
aunque mi pene se va poniendo blando. Me tumbo sobre ella, no sé cómo no nos
caemos al suelo, siento su cuerpo que gime bajo el mío, sus caderas se mueven
en un continuo orgasmo, necesito sacarla ya no puedo más, me duele. Grita
cuando la saco de su culo.
Tambaleándome y con
dificultad me mantengo en pie, me tiemblan las piernas, cojo la ropa y me voy
al cuarto de baño, necesito ducharme. Bajo la ducha pienso que no la volveré a
ver más, me arde el pene, todo mi cuerpo vibra, la energía se mueve en todas
direcciones.
Cuando vuelvo a la
consulta ella está de pie tapándose con la ropa, no dice nada dirigiéndose
velozmente al cuarto de baño. La escucho ducharse, no sé qué decir cuando
salga, si excusarme, explicarme o celebrarlo porque ha sido magnifico. Su
energía me pone cantidad, aumenta mi vibración, me siento de maravilla.
Sale del cuarto de baño,
escucho como abre la puerta de la calle, se cierra. Joder la perdí, ya no viene
más, es que me tenía que haber controlado. Pensará que he abusado de ella, ufff.
Me voy, necesito dar una
vuelta, mientras estoy cerrando la puerta suena un mensaje en el móvil, es de
ella. Seguro que me dice que no quiere verme más, que qué me he creído.
Al leer el mensaje una
sonrisa surge espontáneamente en mi cara: “La semana que viene repetimos está
nueva terapia… me ha encantado. Chao”.