Ya a la venta la guía imprenscindible para entender que te sucede y como abordarlo: EN LA LAGUNA ESTIGIA:Guía para un médium del siglo XXI
MAS INFORMACIÓN
Este blog esta protegido por las leyes de derechos de autor.
Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

lunes, 26 de junio de 2017

Nuestra personalidad

Todos tenemos heridas profundas en nuestro interior; heridas emocionales en el interior de nuestra mente, fruto de la herencia recibida por parte de la neurótica sociedad en la que vivimos; más otras heridas, en el interior del espíritu, que podríamos incluir dentro del concepto de karma; fruto de nuestras anteriores encarnaciones y que se ponen de manifiesto para limpiarlas o cumplimentar sus aprendizajes.
Esas heridas que conforman nuestra personalidad traumática tienen la finalidad de impulsarnos en su superación, con la finalidad de transcender nuestras tendencias autodestructivas, que nos apartan de una vida plena. También es verdad que, mientras estamos sujetos a nuestros condicionantes traumáticos, por tanto encadenados al sufrimiento, es difícil valorar y aceptar que nuestras heridas a sanar son el camino de nuestra propia transcendencia.
No voy a decir que el bebé nace con el único impulso de amar y ser feliz, pues ya ha adquirido por ósmosis emocional las neurosis de la madre durante su gestación; si se ha gestado en un mal útero, como decimos en terapia regresiva, la angustia puede estar ya anclada en él; eso unido al trauma del nacimiento, donde se marcan todas las características traumáticas de origen kármico que después se afianzaran durante la infancia. El espíritu, al escoger un feto en el que encarnarse, y decidir voluntariamente las pruebas y aprendizajes que desarrollara en esa existencia, si está anidado por ese impulso de búsqueda de la felicidad; que (aunque después a lo largo de su gestación e infancia irá siendo tapado por múltiples capas de personalidad traumática) permanecerá en lo más hondo de nuestro ser como una búsqueda anhelante de amor y felicidad. Búsqueda que como resultado de nuestras tendencias egoicas confundiremos con la posesión, el deseo, el dinero, el poder, la fama, el sexo, etc.

Dicen: doblega tu voluntad, destruye tu ego.
Si perdemos nuestras manos, ¿Cómo haremos la voluntad del cielo?
Conócete a ti mismo, repiten sin cesar. Pero ¿quién se atreve a mirarse de verdad frente al espejo?
Como ya dije una vez, tengo los 7 pecados capitales… y mis virtudes son infinitas. ¿Te atreves a reconocértelas a ti misma?

Todos esos patrones traumáticos de nuestra personalidad que conforman nuestro ego, palabra que no deja de ser un concepto mental creado por Freud en el siglo xix; por lo que, como muy bien dicen los budistas, no tiene sustancia. Se traducen a nivel energético en bloqueos o zonas de energía oscura en nuestro cuerpo astral. Por eso hablo tanto de limpiar nuestra energía, es decir, de eliminar esos bloqueos, de sanar nuestros problemas emocionales e ir liberando esos patrones traumáticos de nuestra personalidad. Porque no olvidemos que para transcender nuestro ego, debemos antes sanarlo.
Para liberarnos de los condicionamientos traumáticos de nuestra personalidad, en primer lugar debemos ser conscientes de ellos y aceptarlos, ese es el primer paso para liberarlos. Si está anclado su origen en nuestro inconsciente por ser demasiados traumáticos, deberemos recurrir a alguna terapia que nos ayude a adentrarnos en nuestro inconsciente para liberar esos patrones inconscientes. A mí personalmente las que mejor resultado me han dado y mis preferidas son las regresiones, el Reiki y últimamente la terapia de luz; aunque sé que hay muchas otras muy válidas como la respiración holotrópica, la gestalt, sonido, etc. No descarto la validez de ninguna terapia, siempre que sirva para el momento y el nivel de conciencia de la persona que necesita ayuda. Además, la meditación no deja de ser una excelente herramienta de autoconocimiento, combinada con las regresiones, y el Reiki a mí me ha dado unos resultados espectaculares.

“El problema de los patrones inconscientes que conforman los patrones traumáticos de nuestra personalidad, es precisamente eso, que sean inconscientes...
En el momento que nos hacemos conscientes de ellos, y de su origen, empiezan a disolverse por sí mismos.
Dando paso a una personalidad más libre y a una vida más plena.”

De todas formas nuestro ego y nuestro karma no se transciende porque se anulen, sino cuando conocemos completamente todos sus vericuetos y artimañas para dominarnos, solo cuando conocemos íntimamente nuestros condicionantes podemos expresarnos en libertad.

Como muy bien dice el maestro zen Dohushô Villalba, transcendemos nuestro yo egoico-mental cuando comprendemos que somos algo más que nuestra actividad mental. En ese momento, nuestro ego pasa de esclavizarnos a ser nuestro más fiel servidor.






No hay comentarios: