Tengo
vagos recuerdos, retazos de una pesadilla, que parece que he vivido y no está
tan lejana…
Ausencia,
no estabas, no había nadie, nadie llenaba el vacío insondable de mi interior…
Recuerdo
días pesados, necesitando imperiosamente tu presencia, cualquier presencia,
debatiéndome con el desaliento y el desamparo…
Dolor
y desazón que no encontraban consuelo, pero me parece un sueño, un sueño
desagradable y mezquino que me cuesta trabajo recordar y que no estoy seguro si
he vivido…
Era
una cuarentena horrible, que intentaba mantener, sin esperanza y sin sentido,
sin calor humano…
Y
Ángeles que me ayudaron, que estuvieron junto a mí, como Analía y Julieta, que
acudieron a mi llamada consciente o inconsciente como Susana y Desi, y otras
que aunque no directamente sí estuvieron pendientes de mi como Inma, Mery,
Pepi, y tantas otras que me dieron palabras de apoyo y que seguramente también
debería nombrar pero no lo hago por no cometer la injusticia de omitir a
alguien…
No sé
si algo murió o algo se llenó, sólo que algo cambió, que aunque el vértigo, la
desorientación y el caos de mi mente continúan, ya no hay desaliento ni
desesperanza…
Me
cuesta concentrarme, estar centrado en algo, pero no vivir. La sonrisa comienza
a sustituir al rictus y aunque nervioso siento seguridad en este momento,
confianza en mí…
Ahora
toca construir algo nuevo aprovechando el trabajo en lo echado a perder,
parafraseando una de la máximas del I ching, que hermosa y que plena de
sentido; toca aprender a modificar como un tigre, como hace el hombre noble
según el I ching…
Tocando
los cuencos me preguntaba qué hacer, hacía donde dirigir mis pasos si no soy un
salvador, si es un error pretender salvar a nadie, ayudar a costa de uno mismo…
Guiar
y peregrinar fueron la respuesta, si tu camino es vivir la vida enseñando a
otras a transformar su existencia, enseñar a amar y a ser libre solo puede
hacerse amándose una y permitiéndose ser libre…
Lo
demás son palabras vacías si no están respaldadas por la actitud y sacrificios
mortificantes intentando salvar o reconfortar a las demás…
Guiar
y peregrinar es un koan para ti, quizás la respuesta sea vivir tu vida como
sientes que debes vivirla…
1 comentario:
Siempre estaré aquí para ti. Vida tras vida, edad tras edad.
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