El
estruendo del agua desbordando la compuerta abierta del estero todavía me
acompaña, después de haber estado sentado observando como el agua intentaba
liberarse y escapar hacía el cercano mar, llenando de fiera espuma el curso del
caño en marea baja.
Mientras
camino sin saber por qué sueño con una revolución de Amor, ¿cómo sería?
Pienso
en las revoluciones violentas ocurridas a lo largo de la historia, cómo en
todas terminaron muriendo derrotadas por la reacción o ahogadas en su propio
éxito. Una revolución de Amor no puede ser violenta, creo que eso está claro,
ni siquiera impuesta a los que no crean en ella…
Pienso
en poner la otra mejilla y siento desagrado, pienso en el movimiento hippie, en
las comunas aisladas, los guetos para elegidos y no me convence; pienso en el buenismo
de los que antes llamábamos flowers powers continuado en la actualidad por
tantos en el mundillo espiritual, y lo veo como una errónea falsedad. Pienso en
la revolución de los afectos, en el poliamor, creo en él, pero su efecto se reduce
a las relaciones interpersonales, como si eso fuera poco; el Amor es algo más.
Reflexiono
y me doy cuenta que conforme pienso me voy alejando del amor, pero pensar es
natural. Observo la reciente luna creciente, apenas un arco esperando una
flecha para impulsar, ¿será la del Amor?
Ninguna
revolución puede prosperar dentro del sistema, no se puede cambiar el sistema
desde dentro, este sistema social corrupto, explotador y patriarcal, un ejemplo
actual es la extensión de Gaypitalismo, a raíz del reconocimiento legal y
social de la realidad homosexual.
Si el
amor está lejos de la violencia y de la imposición, y el aislamiento voluntario
en guetos no deja de ser una salida egoísta, esa revolución de Amor tendría que
ser abrazada de forma voluntaria sin imposición a los demás… pero también sin
permitir la intromisión de los contrarios a ella, ni oprimir ni dejarnos
oprimir, quizás el amor propio pudiera ser esa puerta.
En ese
caso sólo podría surgir una auténtica revolución de Amor extendiendo la
capacidad de amarse a una misma, expandiendo una ola de amor propio que
desbaratara nuestras neuróticas tendencias autodestructivas.
No lo
sé, quizás sólo sea un sueño…
Serlibre y amar es el camino a la plenitud, ¿libres de nosotras mismas y amándonos
a nosotras mismas?
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