Shin Jin Mei

Poema de la fe en Zazen, del maestro Sozan:

"La esencia de la vía no es difícil, pero no debemos escoger o rechazar.

Si no odiamos y no dejamos de amar, la vía aparece claramente,
como la entrada de una cueva en la ladera de la montaña.

Si se crea una diferencia del grosor de un átomo,
ya una distancia infinita separa el cielo de la tierra.

Para despertar aquí y ahora,
hemos de liberarnos de lo exacto y de lo falso.

Cuando lo exacto y lo falso combaten,
el espíritu está enfermo.

Si desconocemos la profundidad del origen,
la conciencia se agota.

La verdadera vía es como el cosmos infinito,
nada le falta y nada le es superfluo.

Si dependemos de la ganancia o de la perdida,
no somos libres.

No corramos tras los fenómenos,
no nos entretengamos en el vacío.

Si nuestro espíritu se mantiene tranquilo, en calma, en su condición original,
se desvanece naturalmente, espontáneamente, como en el sueño."

Este poema insiste en la necesidad de transcender el pensamiento dualista, de ir mas allá de las categorías, de lo bueno y de la malo, de lo que nos gusta y de lo que nos disgusta, de lo correcto y de lo incorrecto, de estar continuamente juzgando.

Cuando el pensamiento dualista queda atrás nuestra luz comienza a manifestarse.