Aborígenes

Durante todo el siglo XX multitud de pueblos y culturas indígenas se extinguieron, proceso que continua en la actualidad. Uno de estos pueblos fueron los bosquimanos del Kalahari cuyos últimos grupos nómadas fueron obligados a sedentarizarse, durante los años ochenta y noventa, por los gobiernos de los países en que habitaban. Poniendo fin a un modo de vida milenario de total integración con su entorno.

Pero si podemos transcender el mito del buen salvaje, tan presente en el inconsciente colectivo occidental, generado durante el movimiento romántico del XIX. Caeremos en la cuenta que su modo de vida inmutable durante miles de años se encontraba anclado en el pasado, e impedía la posibilidad de que esos pueblos tuvieran un mayor desarrollo de su nivel de conciencia colectiva.

Nadie puede negar que la principal preocupación de estos seres es la supervivencia física, y como bien todos sabemos mientras no tenemos completamente satisfecha nuestras necesidades no podemos tener otras aspiraciones más espirituales. Y no me estoy olvidando de sus chamanes, pero su nivel de conciencia animista, aunque superior al de muchos de los habitantes de la tierra, no puede compararse al nivel de conciencia cósmica alcanzado por algunos de nuestros contemporáneos y al alcance de muchos de nosotros.

No estoy defendiendo la expulsión de sus tierras, ni los asesinatos masivos, ni las violaciones, ni la aculturación. Intento explicar, aunque creo que no se me va a entender, que la desaparición de estos modos de vida anclados en el pasado es necesaria, para posibilitar el desarrollo espiritual de estos seres y contribuir al desarrollo espiritual de la humanidad.

Y me parece un error mayúsculo, la idea muy arraigada de mantener a estos seres humanos en reservas y con el menor contacto posible con el resto de habitantes de la tierra.

Pero esto solo es lo que yo siento…