Ayer deje que la ira provocada por tantos años de frustración se adueñara de mi...
Permití que la pena envenenara de nuevo mi ser y provocara lagrimas de desesperación...
Yo también soy este y no solo el que escribe bellas palabras...
Pero como dijo Jesucristo: "Aquel que este libre de pecado que tire la primera piedra"...
Basta ya de arrojar piedras sobre los demás y decidámonos a purificar nuestro corazón...
Hace un año recordé mi gestación, me reviví flotando en el seno de mi madre extenuada física y mentalmente, un océano de hostilidad y agresión constante. En el momento del parto luche con todas mis fuerzas por no salir (De hecho me faltaron 5 días para hacer 10 meses de gestación), tras el parto un llanto constante inconsolable (Según mi madre duró toda la cuarentena de día y de noche). Me reviví acunado en los brazos ansiosos de mi madre, con tal tensión que podía sentir el dolor físico que esta provocaba. Después vendría la soledad de la infancia en ausencia de amor en el seno de una familia de ausentes...
Un alma atormentada desde el mismo momento de su concepción...
Tormento escogido y planificado para provocar mi crecimiento...
Una y otra vez nos negamos a aceptar la realidad como es, nos negamos a contemplar las cosas en su justa medida, y por tanto eternizamos sufrimientos que debían ser pasajeros...
Nos empeñamos en repetir una y otra vez los mismos errores, en no tomar las decisiones que nos dicta nuestro corazón...
Fuerza y valor...
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