Camisas viejas

Hace un mes estuve en la sierra, después de casi dos años, y mi vieja pasión por la montaña se avivo de nuevo, comenzaron a surgir proyectos de travesías, cumbres, etc. Ante esto un amigo del más allá me comento lo siguiente:

“La serpiente cuando crece, muda la piel y la abandona.
Nunca se pone una piel antigua.
No caigas en el error de querer ponerte una piel antigua.”

A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a infinidad de encrucijadas que dejan atrás infinidad de vidas posibles, y en esas encrucijadas tomamos decisiones, muchas veces obligados por el entorno, por las circunstancias o por debilidad, tras las que dejamos personas o cosas que nos hubieran gustado hacer.

Con el tiempo sentimos añoranzas de lo dejado atrás o nos encontramos más fuertes para retomar lo dejado en el camino y aunque siempre es tiempo de enmendar los errores cometidos y retomar intereses auténticos, debemos ser cuidadosos de no caer en el error de querer ponernos una camisa vieja que quedo para siempre en el camino.

Por mi parte no puedo negar una cierta añoranza de los vivac en alta montaña, de las caminatas de sol a sol, de las largas noches de invierno esperando aterido a que el sol nos calentara un poco…