Así como las olas no dañan las rocas al chocar contra ellas, sino que las erosionan y esculpen dándoles bellas formas, también los cambios pueden modelar nuestro carácter y suavizar nuestras aristas.
Mediante las tempestades del cambio podemos aprender a cultivar una calma llena de dulzura, pero inquebrantable. La confianza en nostros mismos va en aumento y llega a ser tan fuerte que la bondad y la compasión empiezan a emanar naturalmente de nosotros y a llevar la alegría a los demás. Es esta bondad fundamental que existe en cada uno de nosostros lo que sobrevivirá a la muerte. Nuestra vida entera consiste en una enseñanza sobre cómo descubrir esta poderosa bondad y un entrenamiento para realizarla en nosotros mismos.
Así, cada vez que las pérdidas y las decepciones de la vida nos dan una lección de impermanencia, nos acercan a la verdad. Y si se tiene la comprensión que proviene de la práctica espiritual, la caída no es en absoluto un desatre, sino el desubrimiento de un refugio interior.
Para ser un guerrero/a espiritual es necesario desarrollar un determinado tipo de coraje, profundamente inteligente, apacible e intrépido. Y aunque los guerreros/as espirituales puedan seguir sintiendo miedo, son lo suficiente valientes para probar el sufrimiento, para establecer una relación clara con su miedo fundamental y para no evadirse a la hora de extraer lecciones de las dificultades.
Gotas de sabiduría que han salpicado mi mente.
3 comentarios:
Siempre es un placer para los sentidos, escuchar tus palabras. Siempre están llenas de sabiduría.
Mi corazón salta de gozo al pensar en que nos veremos mañana. Breves pero intensos contactos llenos de sabiduría y oportunidades para crecer.
La luz del guerrero comienza a formar una armadura en su pecho que le protege de caer en la oscuridad del sufrimiento. Pero a diferencia de la coraza del ego, esta permite irradiar amor a nuestro alrededor.
Gracias por existir, gracias por compartir está vida, me pregunto que compartimos cuando estamos desencarnados.
Un abrazo de luz.
Es verdad cuanto dices, me siento tan reflejada , cuanto más perdí en este caso mi hija hace casi 7 meses, más he crecido como persona , más me doy a los demás, más calmada soy , más paciencia tengo, más busco y encuentro mi paz interior para irradirarla hacia los que me rodean.
Cuando nos desapegamos crecemos indudablemente, con la esperanza de que nos volveremos a reunir en distintos planos.
Gracias por compartir tus pensamientos pues de ellos tambien aprendo. FLOR DE CERA
Muy bello mensaje ... Te falto dar los créditos del autor.
SOGYAL RIMPOCHE
un abrazo y gracias por compartir
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