En la alameda plantaron hace algunos años varios metrosideros, es un árbol prehistórico de Nueva Zelanda cuyas flores no tienen pétalos, bueno botánica aparte, estos arboles todos de la misma edad, no hay ninguno igual, cada uno se ha desarrollado de una manera diferente, aunque ninguno ha podido crecer naturalmente, pues todos se han desarrollado condicionados por las podas para que se atengan a un patrón concreto.
Pero a pesar de su falta de naturalidad y a que todos son diferentes, todos tienen la esencia de árbol, hay uno muy bello que esta completamente cuajado de flores rojas, ha sido el primero en florecer, otros florecerán un poco mas tarde y otros no florecerán todavía, cada uno esta en su nivel de desarrollo, incluso algunos tienen verdaderos problemas de desarrollo por las excesivas podas o por los efectos del vandalismo, pero todos sin excepción tienden, cada uno a su ritmo, a dar lo mejor de si, a florecer y mostrarnos su esencia, igual para todos.
Si cambiamos árbol por ser humano...
Esta metáfora esta inspirada en un kusen pronunciado, hace unas semanas, por José Luis en el Dojo.
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1 comentario:
Esto me recuerda a los jazmines de la abuela de un buen amigo...
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