Creemos que nuestra mente nos muestra la realidad, creemos que percibimos la realidad que nos rodea y actuamos conforme a un analisis objetivo que realiza nuestra mente... pero es mentira, es un engaño, la mente nos muestra nuestra realidad, fruto de nuestras percepciones y creencias improntadas por nuestro entorno familiar y social. Pero cada uno percibe su propia realidad que se solapa con la nuestra sin ser identicas, fruto de ella incontables errores de apreciación y comprensión convierte nuestra exixtencia en algo problemático e inestable.
Mi mente es un caos, de ideas y creencias, la mayoría oscuras y negativas para mi vida, pugnan entre ellas, mientras sigo a mi mente, creo en sus productos: pensamientos y recuerdos, no soy consciente de mi locura; pero cuando entró en el caos, lo veo en su amplitud, extendiendose en todas las direcciones de mi consciencia, que no conciencia.
Ajena a esa realidad creada por nuestra mente, conceptualizada a través del lenguaje (lo no nombrado no existe para nuestra mente), existe el mundo real, un mundo más amplio que el que es capaz de aprehender nuestra pequeña mente, un mundo dominado por la gran mente, donde nuestras percepciones y creencias egoicas no tienen utilidad niguna y se ven desbordadas por la fuerza de lo absoluto. A veces vislumbramos una parte de lo real, sentimos la conexión energética entre todo lo existente sea animado o inanimado para nosotros, e incluso podemos sentir en algún momento la unidad absoluta, la disolución de las fronteras individuales en el todo. Y algo que llamamos amor, y que confundimos con la idea que tenemos de amor, se hace presente inundandonos para retirarse a continuación como las olas en la orilla del mar. Nos preguntamos que fue eso que sentimos, y al intentar entenderlo todo pierde sentido.
Cada cambio en nuestra vida altera nuestras estructuras mentales, a más relevante el cambio mayor demolición de nuestros esquemas prefijados, y el orden inmutable de nuestra mente se ve amenazado por la confrontación con la realidad propia de los demas; el caos llega a nuestra vida y nuestra mente pugna en una lucha sin cuartel entre permanecer funcionando conforme a los viejos patrones o adoptar los nuevos, da igual que estos sean más placenteros y liberadores que los antiguos, la mente no cambia asi como así, sus viejos patrones son lo único que ha conocido, lo unico que ha guiado su existencia. Aborrece de las novedades, sobre todo las que implican cambios.
Entonces la duda germina en ella, y el incensante movimiento pendular de sus pensamientos se acentua en una busqueda de un centro que nunca existió, que nunca tuvo pero soñó tener. El caos se adueña de todo y los valores asentados en nuestro interior pierden sentido sin encontrar otros que los sustituyan. Te encuentras en un pozo, sólo ves luz en la parte superior, pero no sabes si es la verdadera luz o un espejismo más, de tantos. Te aferras a una idea, la única salida es hacia ella, de un pozo solo puede salirse trepando hacia la luz, el caos de nuestra mente es un pozo que gira sobre si mismo sin parar, nos sentamos en su interior y observamos nuestra propia locura. No hay nada que entender, simplemente es.
La locura es consustancial a la mente, es nuestra locura y no podemos luchar contra ella, tan solo podemos aceptarla... En el mundo de lo real la locura cesa, pero no lo encontraremos a traves de la mente.
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