Hace ya un año, las noches en mi casa era un infierno, mi hija Sara, pasaba las noches despertandose cada una o dos horas y durmiendo muchas noches sobre nuestro pecho. Por suerte hablando con Cori, me llamo la atención sobre la posibilidad de que fuera médium, y me dio algunos consejos. Gracias a esos consejos la cosa mejoro enormemente, aunque todavía no hemos conseguido dormir una noche entera, pero eso es otro tema. Uno de los consejos que me dio fue que intentara hablar con los espíritus y me puse manos a la obra y tenía la sensación de que me escuchaban, la cosa quedo ahí, pero una noche de insomnio fue un espíritu perdido el que me hablo a mí.
Y le seguí la corriente, a pesar de mis dudas, y lo ayude a ir a la luz, como había aprendido con el grupo de espiritismo de Cádiz. Y esa noche fueron tres. Y aunque mi mente negaba lo que mi corazón sentía. Me deje llevar y vinieron más. Y me limite a ayudarlos a pesar de mis dudas y cada vez fueron más complejos, incluso algunos me hacian sentir sus emociones, y empeze a ver angeles que venian a recogerlos, así conoci a Isaias, y al poco empezo a hablarme a traves de los espíritus perdidos, pues a mí me daba miedo escucharlo, empezo a darme animos y consejos sobre mi labor y mi vida. Lo hecho tanto de menos.
Pero a la vez que venian espíritus perdidos, venian otros de apariencia desagradable que querian intimidarme, a los que al principio llamaba horribles, pero ese nombre me empezo a parecer poco compasivo y lo cambie por el de oscuros.
Y para mi sorpresa empezaron a hablarme, al principio solo me insultaban, intentaban confundirme o enganarme. Y un día mientras hablaba con uno de ellos, me dije por que no ayudarlo como a los perdidos y convencerlo de llevarlo a la luz. Para mi sorpresa acepto saldar sus deudas y salir de la oscuirdad, y me enseño la vida que había aceptado para encarnarse de nuevo. Siguieron viniendo y aceptando encarnar de nuevo, a la vez que aumentaban su resistencia dejaron de acudir los perdidos y deje de recibir la visita de Isaias, pero llego Tomás, espíritu guardian que me traia a los oscuros.
Comenzo otro aprendizaje, le preguntaba a mi guía el sentido de todo esto, pues yo no me consideraba médium, su única respuesta era siempre, "te estamos formando".
Un día Cori me dijo, "Ya no pierdo el tiempo convenciendo a los perdidos, les sano con mi luz, y es más rapido, se van al momento a la luz". Me dije que lo podía intentar, comenzando a sanar oscuros con mi luz.
Hasta que Tomás una noche me dijo que lo acompañara y me vi en un infierno plagado de oscuros, pero lo que más me sorprendio es sentir preocupación en él. Me limite a sanarlos a todos con mi luz. Tomás más adelante me explicaría que era más debil que yo en la lucha con los oscuros y que podian atrraparlo. Algo que también me confirmo Telmo, pero eso es otra historia, como muy bien conoce Pilar.
Fue una primavera y un verano apasionantes, visitando infiernos para sanar oscuros llenandolos con mi luz, combates no exentos de riesgos con grandes oscuros. Pero un día mi guía me dijo, necesitas aprender a realizar viajes astrales, desarrollar más tus facultades para poder seguir desarrollando tu trabajo.
Pero me atasque, no solo con mis facultades sino espiritualmente, comenze a hundirme en la oscuridad por el peso de mis emociones, y mi vida se fue deteriorando en lo personal y en lo físico, ceso el trabajo con los oscuros, y me cege en el rencor y la depresión.
Con el nuevo año he empezado a salir del pozo en que me metí, gracias a encontrar un angel, Nuria que me echo una cuerda, y a Sandy, Samantha, Jose, Juani y Vicent que tiraron de la cuerda para ayudarme a salir del pozo.
Ahora que siento la luz en mi pecho, que siento como el amor brota a borbotones en mi interior, me encuentro a la expectativa, sintiendo en mi interior la llamada de los lugares oscuros, de esos millones de seres que esperan encontrar alguien lleno de compasión que los saque de su sufrimiento eterno.
No tengo prisa, se que el cielo me llevara de nuevo a esos lugares y los volveré a sanar a miles, sin esperar nada a cambio, con humildad, cumpliendo una misión que me ha tocado a mí pero que no es más importante que cualquier otra.
Amor en todos vuestros actos.
