A principios de 2011 mi blog contaba poco más de 3000
visitas acumuladas, hasta ese momento, durante los dos años y medio anteriores
había escrito en él con la única finalidad de compartir mis experiencias, mis
sentimientos y mis reflexiones por si a alguien le podían interesar y porque me
gustaba hacerlo.
En ese momento, por circunstancias de la vida, decidí
profesionalizar lo que hacía, creé el proyecto Mago Blanco y me
centré en promocionar el blog y darle un contenido más didáctico. Empecé a
ocuparme de cuantas visitas recibía y de cómo difundir mis escritos, pues al
final la palabra escrita si no se lee es palabra muerta. También intenté
dedicarme de forma profesional al trabajo esotérico. Tres años después los frutos
no han sido escasos, el blog acumula casi 250.000 visitas, he publicado 3
libros: una novela, un manifiesto y la guía de médium donde recojo todos mis
conocimientos hasta el momento. Si bien a nivel personal y espiritual las
gratificaciones han sido inmensas, a nivel económico o de vanidad han sido más
bien mediocres; por suerte tengo mi trabajo “normal” que me permite mantenerme
a flote. Pero que nadie crea que yo vivo de esto, ahora mismo es una pasión o
una vocación que intento que no me cueste dinero.
Reflexionando me ha dado cuenta que he perdido esa
frescura de escribir por escribir, si bien mis escritos han aumentado
enormemente en calidad y capacidad de transmisión; siento que tanto preocuparme
en que me lean, en que me entiendan y en que me compren, me ha alejado del
espíritu del principiante que como bien dice el zen debemos intentar no perder
para que el aroma que desprendemos siempre este fresco.
Hablando con una amiga he sido consciente de que en
nuestra vida, una vez satisfechas medianamente nuestras necesidades materiales,
debemos centrarnos en hacer cosas que nos satisfagan, que nos gusten por sí
mismas, sin esperar recompensas ni a corto ni a medio plazo. Y si nos marcamos
un objetivo que los medios para alcanzar ese fin nos hagan disfrutar de lo que
hacemos y nos gusten en sí mismo.
Esperar algo siempre nos encadena al sufrimiento, actuar
esperando obtener un resultado siempre nos lleva a una decepción; debemos
tratar de olvidarnos de como creemos que deben ser las cosas, así como de lo
que creemos que debemos hacer y centrarnos en lo que nos gusta hacer, sin
pensar en lo que creemos que debemos recibir o merecemos recibir por nuestros
actos.
Ahora todo esto que acabo de escribir se me tiene que
meter en esta cabezota dura que tengo.
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