El pasado fin de semana estuve en la sierra y un amigo me mostró una historia digna de una novela o una película, un claro ejemplo del sufrimiento que provocan nuestras pasiones.
Veo un cortijo en medio del monte, dentro una mujer y un hombre haciendo el amor, me explica: "Mientras su marido esta con las cabras en el monte, ella se acuesta con todos los hombres que pasan, y ya es conocida."
El marido se acerca al cortijo y encuentra a su mujer con otro, toma una escopeta (es antigua no me resulta familiar) y los mata a los dos, después se mete el cañón en la boca y se pega un tiro.
"Tu eres el marido", le pregunto. "No espera la historia sigue", y me muestra a dos guardias civiles que se acercan al cortijo, "Ellos también se acostaban con ella". Le digo: "No son guardias civiles, me recuerdan a los migueletes", "Si lo son, es que ese uniforme no es el mismo que el de ahora", me contesta. Descubren los cadáveres, pero hacen algo que me resulta inexplicable. Los envuelven en mantas, los cargan en sus mulas y los arrojan a una vaguada muy cerrada para que los buitres no llamen la atención.
"¿Por que hacen eso?", me pregunto. "Se sienten responsables y quieren ocultar lo sucedido para que no les salpique", me contesta.
Son dados por desaparecidos, pero al tiempo un cabrero los encuentra, un gran revuelo, se descubre la implicación de los guardias civiles, son condenados por ocultación de pruebas. "Triste destino el de un guardia civil en la carcel", me dice mientra me muestra como uno de ellos se ahorca en su celda. "Es mi padre".
"Mi madre cuando llega la noticia, termina de hundirse y ser arroja por un cortado, quedamos mi hermana mayor y yo, el capitán del cuartelillo no se atreve a mandarnos al hospicio y nos adopta. Hijo de guardia civil, criado por otro guardia civil, en cuanto cumplo la mayoría de edad, entro en el cuerpo, mi hermana es obligada a casarse con un guardia civil que se la lleva y no la volveré a ver más."
Pasan los años, llega la guerra civil, me muestra fusilamientos en masa, aunque le repugna, participa.
Años más tarde, se enteran que en un cortijo han alojado a unos maquis, van él y otro guardia. Hay una pareja sola, al hombre lo torturan hasta que confiesan, acto seguido le pegan un tiro en la cabeza, van a por la mujer y la violan antes de matarla. Me pregunta "¿No te suena el cortijo?", es el mismo del principio. Envuelven los cuerpos en mantas y los arrojan a la misma vaguada.
Cuando vuelven al cuartelillo cuentan lo ocurrido, no hay problema con las muertes pero si con las formas, el capitán esta muy contrariado, hace un parte y son sancionados. Les envían a vigilar a los presos políticos que construyen en régimen de esclavitud el canal del bajo Guadalquivir.
En verano el calor es insoportable, todo el dia bajo el sol, y él ya esta mayor para eso. Un golpe de calor, muere.
Sabe perfectamente cual es su estado actual, no quiere ir hacia la luz, no soporta más sufrimiento y no quiere reencarnarse más. Lo entiendo pero no puedo hacer otra cosa. Lo toco para sanarlo, comprende que tiene que seguir su camino.
Vienen a buscarlo y se marcha sin mirar atras y sin dar las gracias. Necesita mucha rehabilitación.
No he podido evitar volver a llorar al escribirla...