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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

sábado, 11 de marzo de 2017

Los 80

La década de mi juventud, del instituto y después la universidad, de mis sueños e ilusiones, del primer e inolvidable amor, de las primeras caricias de otras manos, del primer cuerpo entre mis brazos y en definitiva de tantas fantasías.
De correr en pos de algo desconocido, de la libertad, el amor, de creer que te vas a comer el mundo, de cambios que se iban a producir y no llegaron, de las manifestaciones anti OTAN, del grupo ecologista, del descubrimiento de la montaña.
De ilusión y esperanza a nivel social, tras la década anterior de lucha, la de los 70 del S. XX, posiblemente donde se lograron cotas de desarrollo personal, libertades e igualdad nunca antes imaginadas, gracias a las luchas y a las vidas perdidas de muchos y muchas.
Los 80 fueron una época de gran riqueza cultural, cuando el sistema económico domesticó ese enorme fermento creativo surgido en la década libertaria, nos dejó en lo musical enormes obras de arte, cuyas letras eran poesía pura. Para los que llegamos tarde como yo, para vivir los 70, nos llegaron esos ecos, ya comerciales pero todavía cargados de espíritu libertario y de transcendencia personal. Como esta canción:




Pero también fueron los 80 la década de la domesticación del espíritu libertario innato al ser humano, de la desilusión, del desengaño y del engaño colectivo, en España con el gobierno del PSOE, en el mundo con la revolución neoliberal que comenzó entonces y triunfa en estos días y en Latinoamerica de las asesinas dictaduras. La  conveniente llegada del SIDA para controlar a las masas. Y en lo personal al final los sueños se evaporaron y el mundo fue comiéndome en los 90 hasta sólo quedar una sombra de mis ilusiones.

Seguramente el tiempo desvirtuó y exageró los aires de libertad anhelados, pero también es seguro que te hizo olvidar tus sueños de libertad y justicia, de embellecer el mundo. Y ahora que olvidas el sufrimiento necesitas recordar, pero él que fantasías e ilusiones sin sentido, o tu impulso innato por ser libre y amar.














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