Al
igual que durante los sueños, podemos, de forma consciente, entrar en nuestro
universo simbólico; contactar con nuestro hemisferio derecho cerebral y tener
experiencias muy diferentes pero todas enriquecedoras y liberadoras para
nosotros.
En
este campo el método es difuso, sumamente intuitivo y las reglas se disuelven
en el universo mágico, simbólico y personal de cada persona. Esto quiere decir
que poco puedo guiaros, tan solo insinuaros la puerta de entrada a vuestro
inconsciente, pero sois vosotros los que tenéis que franquearla y encontrar la
manera de lograrlo pues cada uno tiene la llave de su inconsciente y esa llave
es única para cada persona. Esa llave estará en mejores condiciones,
dependiendo de nuestros temores, de nuestra capacidad de serenar nuestra mente,
pero al final solo será el cielo el que decida si podemos acceder y a qué tipo
de información podemos acceder.
Requiere
este viaje de mucha paciencia, de dejarse llevar y no intentar analizar lo que
surge, ni descartarlo por extraño o estrambótico; en resumen, en un estar
alerta a nuestro interior y dejarnos llevar por su sabiduría. El
premio es extraordinario pues podemos tener desde experiencias simbólicas hasta
auténticas regresiones.
En primer lugar hacemos el ejercicio de
sentir nuestra propia luz; esta es la base para todos los demás pues nos
permite estar protegidos y profundizar en nuestra relajación. Continuamos como
si fuéramos a hacer el contacto con nuestro guía, visualizando las escaleras y
subiendo a nuestro jardín interior. Estamos en:
Muy bien, recorre tu jardín, contémplalo…
Haz lo que te apetezca en él: tumbarte sobre la hierba, meditar, pasear,
bailar, jugar, etc. Lo que realmente te nazca sin preocuparte por nada…
(Pausa, puede ser lo larga que nos
apetezca)
Escucha el sonido del agua… hay un arroyo
cerca de donde estás, aunque no lo escuches búscalo porque lo vas a encontrar…
Acércate al arroyo, es poco profundo…
Observa sus aguas correr… Es como si la corriente quisiera llevarte a algún
sitio… Te dejas arrastrar…, llevar…
Hay una puerta ante ti, obsérvala. ¿Cómo
es?, forma, materiales, antigüedad, etc. Es la puerta a tu interior, un mundo
lleno de sorpresas y posibilidades… Cuando estés al otro lado tu inconsciente
te mostrará una imagen, un recuerdo, una experiencia que necesites para este
momento de tu vida.
Atraviésala tocándola levemente con tus
manos…
Estás al otro lado… Espera, déjate llevar…
Aunque no veas nada ni experimentes nada, simplemente mantente a la espera…
Observando… Que algo surgirá, aunque solo sea una sensación, una imagen, una
palabra… Dale tiempo a tu mente a acostumbrarse…
Déjate llevar por lo que surja…
Para
terminar haces el ejercicio de emerger al estado de conciencia normal contando
de 1 a 5 como está descrito en el primer apéndice.
Tanto
este ejercicio como el de contactar con tu guía requieren tiempo y paciencia, y
practicarlo con tesón hasta que nos salgan. Hay que tener en cuenta que nuestra
mente no está acostumbrada a moverse de forma consciente por estas parcelas de
nuestro universo personal. Habrá quien no pueda contactar con su guía ni con su
inconsciente y quien sea capaz de hacer hasta viajes astrales. Cada uno a su
ritmo y a su tiempo, ni todos estamos aquí para ver espíritus y hacer viajes
astrales ni eso significa que estos ejercicios nos sean de mayor utilidad.
Estimular nuestro hemisferio derecho cerebral ya de por sí es una gran
inversión independientemente de que nuestros resultados puedan ser más o menos
espectaculares o fantásticos.
Extraído del primer tema del nivel avanzado de la Escuela de Médiums/Luz y de mi libro En La Laguna Estigia: Guía para un médium del S. XXI
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